CHUCK KING
Associated Press=
JUPITER
Como coach de pitcheo de Washington, Mike Maddux disfrutó 60 veces el año pasado de un asiento de primera fila para ver a dos de los mejores lanzadores de Grandes Ligas como Max Scherzer y Stephen Strasburg.
Ahora en su primer año en el cargo con los Cardenales de San Luis, Maddux ve a un joven pitcher que está listo para unirse a la élite de los abridores.
Su trabajo es llevar al dominicano Carlos Martínez a ese nivel.
«En cuestión de repertorio, está a ese nivel», dijo Maddux. «Sus lanzamientos se mueven más de lo que creí. Muchísimo movimiento. Y tiene un movimiento natural, corto y compacto. Ni siquiera me había dado cuenta de eso».
El ansiado ascenso de Martínez hacia el estrellato sufrió un traspié con los resultados mixtos de la campaña anterior. Sus 12 triunfos lo empataron con Michael Wacha y Adam Wainwright en el liderato del equipo. Entre los abridores de San Luis, únicamente el agente libre Lance Lynn tuvo una efectividad menor al 3.64 de Martínez.
Sus 12 victorias fueron su cifra más baja en tres años – y cuatro menos que la temporada previa – y los 11 reveses fueron la mayor cantidad en su carrera.
Martínez, de 26 años, superó las 200 entradas lanzadas por primera vez en su carrera, e inició al menos 29 partidos por tercer año consecutivo, lo que le valió su segunda invitación al Juego de Estrellas.
«El año pasado me fue bien», dijo el dominicano. «Quiero mejorar este año. Debemos mejorar como equipo.
Necesitamos estar más concentrados este año. Creo que podemos llegar a la postemporada».
Concentración, preparación y estabilidad emocional, es ahí en donde Maddux se vuelve parte de la solución.
«Probablemente sea lo que más me entusiasme de tener a Mike Maddux aquí es que solo el hecho de ayudarlo a entender», dijo el mánager Mike Matheny.
«Es la preparación y la consistencia.
El hecho de que Mike haya tenido a estos abridores de alto nivel y reconocidos en toda la liga y sea hermano de un miembro del Salón de la Fama, sé que eso hace que Carlos preste más atención».
Con una recta de hasta 100 millas por hora y con un devastador slider como complemento cuando llegó a Grandes Ligas en 2013 a los 21 años de edad, el talento puro de Martínez nunca ha estado en duda.
Es la falta de control y la dependencia en los ponches lo que le impide trabajar más en cada salida.
«De repente ya lleva 100 lanzamientos y apenas pudo retirar cinco innings», dijo Matheny. «Mueve un poco la pelota. Aún puede tirar a altas velocidades, pero seguía averiguando cómo ser un pitcher y cómo ser más eficiente, cómo utilizar ese movimiento y esa velocidad».