Queridos compañeros y amigos:
En ocasión de discutirse en el Senado de la República el proyecto de Ley sobre la reforma a la Constitución para que se permita una reelección presidencial consecutiva, gran parte de la sociedad dominicana está pendiente, y diríase que preocupada y tensa, de cómo ello impactará en la vida del Partido de la Liberación Dominicana y en el país.
Si le preocupa lo que ocurra en el PLD es debido al legado que, por sus ejecutorias, han ido dejando los cuatro gobiernos encabezados por sus líderes, reflejado en cómo ha crecido el PIB en el periodo 1996-2015: de 18 mil millones de dólares en 1996 a 63 mil millones en 2014, con la excepción del 2000-2004, que tuvo una reducción; en 1963, era de 940 millones de dólares. Para entonces, el Presupuesto Nacional fue de 176 millones de pesos; en 1996, con el primer gobierno del PLD, ascendía a 26 mil 965 millones 142 mil 815 pesos, y el de este 2015 es de 455 mil 433 millones 432 mil 120 pesos.
En los últimos tres lustros, el país ha crecido en muchas áreas, especialmente en su infraestructura (puentes, carreteras, caminos vecinales, elevados, túneles, el Metro de Santo Domingo, escuelas, hospitales, acueductos, proyectos de viviendas, etc.), en lo institucional, la organización del Estado (la Constitución de 2010, la Justicia, y la creación de las Altas Cortes –los tribunales Constitucional y Superior Electoral-, así como los servicios públicos).
De igual manera, en la modernización de la sociedad, la estabilidad macro-económica, el significativo impulso a la educación, particularmente desde la aplicación del 4% del PIB en esa área, que incluyen el Plan Nacional de Alfabetización y el Pacto por la Reforma Educativa, entre otras.
Lo que quiere decir que se avanza en la misión del PLD, enarbolada por Juan Bosch al fundarlo en diciembre de 1973: terminar la obra redentora iniciada por Juan Pablo Duarte y los Trinitarios en 1844, sintetizada en la independencia, la soberanía nacional, la justicia social y la modernización.
El nivel del estadio de la transición política, social y económica en que se encuentra la República Dominicana determina la permanencia del PLD en la conducción del gobierno: es un proceso iniciado en 1963 con la administración de Juan Bosch, sintetizada en la Constitución de ese año y en sus actos gubernamentales; su reciedumbre ética y moral, su visión de futuro. Así se expresó don Juan, el 26 de septiembre, desde el Palacio Nacional, luego del golpe militar:
“Los hombres pueden caer, pero los principios no. Nosotros podemos caer, pero el pueblo no debe permitir que caiga la dignidad democrática.”
A pesar de los grandes logros de los gobiernos dirigidos por el PLD, aún se tienen grandes desafíos y retos: profundización en el desarrollo humano e inclusión social, así como la reducción de la brecha entre ricos y pobres.
A esos desafíos del plano nacional, se agrega para el partido y el gobierno una densa y compleja agenda internacional: la relación dominico-haitiana, las dificultades económicas globales, los roles del país en los organismos exteriores, destacándose nuestra presidencia pro tempore, para 2016, de la Comunidad Latinoamericana y Caribeña (CELAC).
Si un proceso tan hermoso y profundo, como resultado de la Guerra de Restauración, que con el Partido Nacional, encabezado por Gregorio Luperón, contribuyó a modernizar el país con ferrocarriles, líneas telegráficas, bancos, la reforma hostosiana de la educación, la electricidad, fracasó al caer en el agotamiento, y desembocó en una dictadura; la garantía de que los gobiernos del PLD no transiten esa ruta y se correspondan, cada vez más, con las esencias, principios y místicas peledeístas, es profundizando, de más en más, en las raíces partidarias y en el legado político, patriótico e intelectual de Juan Bosch.
El PLD y los gobiernos que ha encabezado, son herederos del proyecto transformador de 1963 y de la gesta patriótica y de liberación de 1965, por lo que termino este mensaje citando un fragmento de la carta del profesor Bosch al coronel Caamaño, del 18 de junio de 1966:
“Estamos trabajando día y noche en organizarnos para servir de escudo al pueblo dominicano y a los muchachos constitucionalistas. Haremos todos los sacrificios que tengamos que hacer para conseguir nuestros propósitos. Pero necesitamos contar con su ayuda, y esa ayuda consiste en mantenerse con la cabeza fría y en que se haga cargo de que usted es la única reserva que tenemos para el porvenir”.