Cartas
Marisol Vicens:una buena candidata

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Señor director:
Cuando fue presidenta de la Asociación de Jóvenes Empresarios, la licenciada Marisol Vicens demostró una gran capacidad y un inusitado liderazgo. Con una recia personalidad, una inteligencia superior y un glamour fuera de serie, esta elegante y bien formada dama lidió situaciones traumáticas para la economía nacional, con motivo de la crisis bancaria del 2003.

Durante su publicitada gestión, Marisol Vicens hizo galas de su indiscutible preparación académica y empresarial, elevando el nivel del debate con su excelente dominio de la comunicación.

Una mujer de esas condiciones sería una ideal compañera de fórmula de un candidato presidencial que le interese concitar el apoyo de la juventud, que en términos electorales constituye la mayoría y que además motive a la poderosa clase media dominicana.

En el seno de nuestros partidos políticos no existe un material de esa calidad, a excepción de la primera dama de la República, doña Margarita Cedeño de Fernández, quien posee una elevada tasa de popularidad.

La oposición partidaria está obligada a buscar fuera a personalidades que realmente sumen y que al mismo tiempo cambien el anciánico rostro de sus líderes.

Hablar de renovación no debe ser una simple retórica, sino que hay que pasar de las palabras a los hechos.

No sabemos si Marisol Vicens tiene sus preferencias partidarias, por lo cual pudiéramos estar exponiéndonos, pero de todas maneras entendemos que reúne todas las condiciones para ser una magnífica candidata vicepresidencial.

El vacío que se percibe en el espectro político nacional tiene que ser llenado por las nuevas generaciones, y si ese relevo dispone de jóvenes tan calificadas como Marisol Vicens, entonces hay que allanarle el camino abandonando ambiciones y egoísmos en aras de propiciar una transición que garantice el progreso y el bienestar del país.

En los partidos políticos criollos existe un añejo liderazgo, pero con mucha fuerza, que se aferra a las posiciones como si fueran sus propiedades, convirtiéndose en verdaderas retrancas.

El propósito de un proyecto presidencial no es otro que llegar al poder, y para tales fines hay que agenciarse votos, recursos económicos y figuras atractivas que viabilicen ese supremo objetivo.

Para contrarrestar el desgaste y el cansancio casi natural de nuestra dirigencia hay que aprovechar los nuevos valores de la sociedad, a fin de que asuman roles protagónicos en la conducción del Estado.

Quizás lo más difícil es convencer a una extraordinaria mujer como Marisol Vicens a que se lance al ruedo político-electoral y que abandone su importante posición de ejecutiva empresarial, pero como dice el refrán la peor diligencia es la que no se hace.

¿Qué candidato necesita una buena compañera para ganar? El que le sirva el traje que se lo ponga…

Atentamente,
Miguel Pineda López

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