Casa Abierta arriba hoy a sus 44 años de fundación con un cúmulo de logros alcanzados en la reeducación de conductas adictivas de niños, niñas, adolescentes y adultos en el país.
Resalta la entidad que solo en el último año comprendido entre julio 2017 y julio 2018, el total de personas atendidas en los distintos programas que desarrolla, fue de 11,958. El 57% correspondió al sexo femenino, y el 43% restante, al masculino.
El psicólogo Juan Radhamés de la Rosa Hidalgo, director ejecutivo de Casa Abierta explicó que los programas son de acompañamiento psicológico y educativo para la integración social, y los principales motivos de consultas fueron: dificultad de aprendizaje y/o problemas de conducta, uso problemático de sustancias, conflictos intrafamiliares, depresión y otras conductas adictivas.
¡Las drogas, una gran preocupación! Casa Abierta fue fundada en el año 1974. Es la primera organización de la sociedad civil dominicana especializada en el tema de las drogas.
De acuerdo con su director, aunque se ha transitado un largo camino acompañando a las comunidades, elaborando estrategias educativas, para niños, niñas, adolescentes, juventudes, personas adultas, y organizaciones, en comunidades vulnerables e implementando acciones en materia de prevención, el fenómeno de las drogas, es su gran preocupación.
Esfuerzos fallidos. Refirió que en todos estos años han insistido en la necesidad de que se apliquen políticas públicas sobre drogas, que partan del ser humano y sus derechos, sin lograr sensibilizar al liderato nacional para avanzar en esa dirección.
“En nuestro país se sigue aplicando una política sobre drogas anquilosada, absurda, mediática, de espalda a las evidencia científicas y las buenas prácticas de otras sociedades; basada en mitos y estereotipos, importados de otras sociedades; se mantienen como dogmas inamovibles ideas anacrónicas sobre las drogas, que se plantean sin ningún sustento en realidades, incluso muchas veces falseando la realidad”, dijo.
Reiteró la necesidad de despenalizar el uso de sustancias, en especial de marihuana para propiciar el acceso a medicamentos en base a THC y CBD que contiene ese alucinógeno, para tratar a los pacientes con diversos problemas de salud.
“44 años después, aún reclamamos avanzar hacia un renovado modelo de prevención que pueda reconocer y aplicar las mejores estrategias preventivas, de intervenciones más humanas y eficaces, dejando atrás las estrategias del miedo y la mal llamada guerra contra las drogas, que ha devenido en guerra contra las personas más vulnerables de nuestra sociedad”.