La Casa Blanca trató ayer de contener el escándalo de Rob Porter, un alto funcionario estadounidense acusado de maltratar a sus exmujeres, que ha generado dudas sobre si el entorno del presidente estadounidense, Donald Trump, le protegió y encumbró a pesar de conocer las acusaciones en su contra. El portavoz adjunto de la Casa Blanca, Raj Shah, intentó ayer distanciar al presidente estadounidense, Donald Trump, y a su jefe de gabinete, John Kelly, de la polémica que ha rodeado a Porter, pero reconoció que hubo errores en la respuesta oficial al suceso. Porter anunció que abandonaría pronto su cargo después de que sus dos exesposas le acusaran de maltratarlas.