Catalina y la propuesta de inversión privada

Catalina y la propuesta de inversión privada

Otro fracaso de Danilo
Mañana, 9 de diciembre, se cumplen dos años del discurso de Danilo del 2015, ante la Cámara Americana de Comercio (AMCHAM), donde acusó al empresariado de no invertir en nueva generación eléctrica. Danilo dijo: “…algunos apostaban más a la prolongación de la vigencia de acuerdos y contratos, que a la necesidad de invertir en nuevas tecnologías, capaces de generar electricidad a precios más bajos”… “Fue por eso que tomamos la decisión de invertir en las plantas de Punta Catalina”. Argumentos de Danilo pueriles y falaces.
Empresas privadas decidieron invertir y participaron en la licitación que en 2012 tenía muy avanzada CDEEE para comprar electricidad privada, no equipos. Violando la continuidad del Estado, Danilo desechó esa licitación al mes de juramentarse y aplicó su agenda oculta estatizante para construir Catalina. Intentando convertir su fracaso en generosidad expresó: “Quiero aprovechar la oportunidad que se me ofrece hoy en este escenario para anunciar al país que el Gobierno Dominicano desea contar con la participación privada, nacional y extranjera en la empresa de generación de Punta Catalina”… “Nuestro objetivo era, es y seguirá siendo bajar el costo de la generación, no aumentar la participación del Estado en las empresas eléctricas del país”. En la AMCHAM Danilo recibió el desaire por respuesta.
Dos años después ninguna empresa ha caído en la celada de invertir en Catalina. Se trata de un regalo envenenado con sobornos confesos, sobrevaluación, atrasos, sobrecostos y amenaza de arbitraje. ¿Quién podría asociarse con Danilo? Su colega Dilma Rousseff no podía. Lava Jato le quitó legitimidad; luego fue destituida. La solidaridad del “Socialismo del Siglo XXI” no podía materializarse invirtiendo en Catalina, porque Chávez falleció y el precio del petróleo es irrisorio.
Plantas en inicios de construcción o semi-construidas se venden con un diferencial que arroja un beneficio por encima del costo. Los inversionistas ahorrarían tiempo, inconvenientes, y costos de diseños y permisos; también adelantarían el inicio de los ingresos de la planta.
Empresarios pagarían un precio mayor al costo de construcción, cuando no exista sobrevaluación ni atrasos. Tampoco asumirían sobrecostos exigidos por Odebrecht. Nadie mezcla dinero bueno y nuevo con dinero viejo y malo, asumiendo sobrevaluaciones, atrasos y exigencias de sobrecostos.
Catalina pudiera comprarla un “Fondo Buitre” altamente especulativo, que acecha oportunidades coyunturales de alto riesgo y altísima rentabilidad. El Buitre no persigue un lucro legítimo, sino que compra activos con precios muy deprimidos, para después venderlos con ganancias excesivas. Este no sería el caso de Catalina. Danilo debe vender sin descuentos, no a precio vil, para evitar una insurrección. Un Buitre pagaría el precio que Danilo solicite, no importa lo alto que sea, pero hay que saber que ese Fondo -por algo le llaman Buitre- no es magnánimo y procuraría recuperar su inversión y obtener rentabilidad desmesurada. ¿Cómo Danilo propiciaría la rentabilidad exigida por un Buitre, representante del capitalismo salvaje? La CDEEE firmaría con el Buitre, como dueño de Catalina, un PPA Power Purchase Agreement, o Acuerdo de Compra de Energía con un precio del Kwh de electricidad tan alto, que desangraría al pueblo dominicano para permitir al Buitre satisfacer su codicia.
Danilo pagaría un alto costo político negociando con un Buitre. La ciudadanía exigiría divulgación del precio de referencia para la venta total o parcial de Catalina y del precio al cual CDEEE compraría la electricidad al Buitre. Existiría, además, una restricción jurídica. Si el Buitre poseyera una parte o la totalidad del capital accionario de Catalina, el precio del Kwh tendría que fijarse en licitación y, para ganarla en buena lid, el precio del kwh no será lo suficientemente alto como para que el Buitre considere que recuperará su inversión y obtendrá beneficios poseyendo la altamente sobreevaluada Catalina. El Buitre no aceptaría los 7.5 centavos que mencionó Danilo en el Congreso, ni siquiera 9.8 centavos que CDEEE presentó al Senado.
Los inversionistas saben que Technimont construyó la planta Porto do Pecem, con la misma capacidad de Catalina por US$910 millones, no por los sobrevaluados US$1,945 millones de Catalina más los US$708 millones de sobrecostos. Empresas transparentes, guiadas por un código de ética corporativa, no invertirían en Catalina para no afrontar la Ley de Prácticas Corruptas FCPA, que condenó a Odebrecht. Danilo se ha anotado otro fracaso con Catalina.

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