Causando lo que se quiere evitar

Causando lo que se quiere evitar

La radical posición contra el derecho de la mujer, y de los médicos que la asisten, a interrumpir el embarazo ante inminente peligro para su vida o porque el embrión que lleva en su vientre ha de resultar incompatible con la existencia o con la salud emocional de la parturienta, arrastra a la sociedad hacia un trágico conflicto y convierte a la mayor parte de las familias en prisioneras de un dogmatismo de tintes inhumanos. Perder un fruto de sus entrañas por causas naturales o forzosas es algo a lo que, muy a su pesar, la mayoría de las embarazadas se resigna; y con frecuencia se pierden tantas vidas por tener que ocultarse de la persecución legal para someterse a procedimientos inapropiados, como las que se pretenderían “salvar” vedando el aborto sin excepciones.
La negación radical al aborto vendría a ser más cercenadora de vidas que las propias interrupciones de causas atendibles que se impide legalizar. En nombre de ese radicalismo “a favor de la vida” se fomenta la mortalidad materna y de natalidad. Toda ley debe ser respetuosa de la íntima convicción de los ciudadanos a los que ha de aplicarse y tiene que admitirse que no todos los seres humanos coinciden en su fuero interno con las posiciones que asumen liderazgos, sociales, políticos y religiosos empeñados en el propósito de influir y determinar que se erijan prohibiciones que pasan por encima de otras concepciones a las que se tienen derecho.

Alerta roja que no debe fallar

Un coronel del Ejército Dominicano acaba de ser apresado en Puerto Rico bajo acusación de tráfico de drogas. Tras el asesinato años atrás de otro coronel dominicano que se destacó por su claro vínculo con el capo Figueroa Carrión, este oficial ahora incriminado hizo pública admisión de nexos con el victimado y concurrió uniformado a su sepelio. Sorprende que estuviera activo todavía y que en su momento se ignorara una recomendación de inteligencia de ponerlo en retiro por causas atendibles.
Con frecuencia organismos de seguridad son afectados en su crédito público por acciones individuales de algunos miembros que aun antes habían cometido faltas graves bajo superiores que no actuaron con rigor. Los cuerpos del orden deben tener activas sus herramientas de detección de conductas sospechosas. Una luz de alarma debe encenderse cada vez que sea necesario.

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