Chernishevski: Detención y condena

Chernishevski: Detención y condena

 

En el momento de su arresto, Chernishevski se encuentra solo en la casa con la señora de servicio, pues la esposa y los dos hijos se encuentran de vacaciones en Saratov, su pueblo natal. El oficial encargado del servicio escribe de inmediato a su superior, el general Dolgorukov, a quien informa: “En la ciudad todo está en orden…Los arrestos se han cumplido con éxito. Chernishevski no se sorprendió, se lo esperaba.”

Los agentes del Estado no encuentran en su domicilio nada comprometedor. Había una carta enviada desde Londres, de Ogarev -el coeditor, con Herzen, de “La campana”-. Empero, la correspondencia puede ser usada más bien en favor del detenido, pues el pensador es recriminado por los exiliados londinenses por su escepticismo y su deseo de no mezclarse con la rebelión de los estudiantes de la universidad de San Petersburgo, que acontecía en esos días.

Como he indicado, Chernishevski permanece detenido en la Fortaleza Petropávlovsk  -de Pedro y Pablo- durante dos años –desde el 17 de julio de 1862 hasta el 19 de mayo de 1864- cuando se lleva a cabo el acto de su “ejecución civil”.

Durante todo ese tiempo se instruye el proceso, se le somete a juicio, se emite la sentencia condenatoria, que posteriormente viene confirmada mediante un decreto imperial, se “ejecuta” civilmente al condenado y comienza su largo y penoso viaje a Siberia –que dura dos meses- hasta llegar a la aldea donde debe cumplir la condena.

Mientras permanece en la fortaleza detenido, Chernishevski muestra una actitud serena. Le escribe a su mujer señalándole que piensa dedicarse en ese tiempo a retomar sus estudios de filosofía, y hace planes de escribir una “Historia de la vida material y espiritual de la humanidad”.

Sin embargo, pronto se da cuenta de que ese proyecto no es factible, pues le es imposible disponer de su biblioteca en el lóbrego lugar en que se encuentra. Entonces, emprende una traducción al ruso de las obras de Rousseau y, posteriormente, se dedica a escribir una de sus obras más famosas y que le dará vigencia durante siglos, la novela, “¿Qué hacer?”, que publica  al estar aún detenido, por un error de la censura, en la revista “Sovremennik”, que ya había vuelto a obtener el permiso de publicación después de varios meses de silencio.

La sentencia en el caso de Chernishevski es sumamente dura y pretende ser aleccionadora. Se quiere que sirva de ejemplo y de disuasivo para que otros miembros de la “intelligentsia” radical lo piensen muy bien antes de promover o incitar a realizar cambios sociales sin la anuencia del autócrata y la corte.

Chernishevski, en efecto, es sentenciado a cumplir una pena de catorce años de trabajos forzados y a la deportación de por vida en Siberia. En el ukase del zar, que ratifica la sentencia, la condena a los trabajos forzados es reducida a siete años. Es una práctica corriente que el emperador muestre clemencia al confirmar el fallo de los tribunales en los casos de presos políticos.

¿Cuál es el destino de Chernishevski después de la condena? Inicialmente, el poder considera enviarlo, no a Siberia, sino a la Fortaleza de Shlisselburg, situada a 35 Km. al Este de Petersburgo.

Es una fortificación considerada inexpugnable y por ello, desde los tiempos de Pedro el Grande, se utiliza como el reclusorio preferido para los presos políticos más importantes. Allí, son internados, Mikhail Bakunin y el líder polaco Walerian Lukasinski, mientras que Iván VI de Rusia  y el hermano de Lenin, Aleksandr Ulyanov, son allí ejecutados.

 

Sin embargo, finalmente se decide enviarlo a Siberia debido a la cercanía de la prisión a San Petersburgo. Se valora para la toma de la decisión definitiva la popularidad y la ascendencia del reo entre los jóvenes nihilistas, que lo consideran como su orientador y el ideólogo de la próxima revolución.

La condena a trabajos forzados –conocida en Rusia como “La katorga”- que se aplica a los criminales de Estado, es, en realidad, a pesar del nombre, una condena a cumplirse en una cárcel. Los presos políticos no tienen que trabajar en las minas, como deben hacerlo los criminales comunes.

Chernishevski es enviado a Irkutsk, hoy uno de los principales centros urbanos de Siberia, ciudad situada en las cercanías del lago Baikal, al Noreste.

Se funda Irkutsk alrededor de 1652, como una parada que sirve de mercado para el comercio de pieles de animales. Los cosacos se instalan allí y el poblado es oficialmente declarado ciudad en 1686. El poblado se desarrolla gracias a la exportación de oro, de marfil de mamut y de la piel de marta cibelina hacia la China.

En el siglo XIX, en esos parajes las fortunas se edifican y se pierden rápidamente, gracias a las minas de oro que atraen a buscadores, pioneros y comerciantes, y debido a esta característica la zona alcanza un índice extremo de criminalidad y violencia.

Durante el siglo decimonono, muchos miembros de la “intelligentsia” liberal y radical son enviados a Siberia debido a su participación en complots y rebeliones contra el poder zarista. Gracias la presencia de gente ilustrada, Irkutsk se transforma en un centro de vida intelectual y social para estos exiliados en Siberia, y la mayor parte de la herencia cultural de la ciudad proviene del aporte realizado por ellos.

Desde 1866, Chernishevski es trasladado, con otros detenidos importantes, a una aldea más recóndita, nombrada Viliuisk, a cientos de kilómetros de Yakutsk, en la actual Republica de Saja, situada en la meseta siberiana sobre el curso del río Lena. La causa del traslado es el atentado contra la vida del zar que comete, y falla, en San Petersburgo, el estudiante Karakozov ese año.

En 1870, cuando Chernishevski cumple su condena no es liberado, pues los principales consejeros de Alejandro II recomiendan mantenerlo en prisión debido al gran ascendente moral y a la autoridad que los grupos radicales y populistas atribuyen al intelectual. Piensan que con la aparición del nuevo fenómeno del terrorismo político, su liberación pone en gran peligro la seguridad del régimen.

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