Chile: Miedo a amenaza roja oculta que es la economía, estúpido

Chile: Miedo a amenaza roja oculta que es la economía, estúpido

Laura Millan Lombrana

Las empresas chilenas pueden parecer por momentos histéricas, viendo un socialismo al acecho en cada esquina y advirtiendo sobre un apocalipsis económico.

La confianza empresarial en el mayor productor de cobre del mundo es ahora menor que cuando Lehman Brothers Holding Inc. se declaró en quiebra en septiembre de 2008 y sumió a la economía global en la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial. Los consumidores piensan que las perspectivas de la economía para el próximo año son las peores desde por lo menos 2002. ¿Suena exagerado? Lo es. Los economistas pronostican para 2017 el mayor crecimiento en cuatro años y el Gobierno es el único acreedor neto de las Américas. En términos de estabilidad económica, Chile sigue siendo un modelo.

El sector empresarial tiene un chivo expiatorio para tres años de crecimiento económico débil. No es sólo la caída del precio del cobre, la mayor exportación de Chile, ni el retiro de fondos de los mercados emergentes en todo el mundo, sino el Gobierno de la presidenta Michelle Bachelet. Aumentos de impuestos, mayor gasto en salud y educación, protección del medio ambiente y planes de fortalecimiento de los sindicatos, todo configura un ataque a los pilares neoliberales que han sostenido 35 años de crecimiento casi ininterrumpido.

“Las reformas del Gobierno ponen en cuestión la iniciativa privada. Es por eso que la percepción de las empresas sigue bajando”, dijo Fernando Alvear, que está al frente de la Confederación de la Producción y el Comercio. “El Gobierno impulsa políticas erradas y no parece que eso vaya a detenerse”.

Bachelet, sin embargo, no es una amenaza roja. Chile sigue teniendo la segunda menor presión tributaria de los 35 miembros de la OCDE y el gobierno mantiene un férreo control del gasto fiscal, lo que le asegura la calificación crediticia más alta entre las grandes economías de Latinoamérica y los rendimientos más bajos de deuda gubernamental.

‘Zona de comodidad’. Los empresarios, sin embargo, podrían no estar alejados de la realidad como parecen. Chile, el país más rico de Sudamérica, ha agotado los aumentos de la productividad que impulsan el crecimiento de países más pobres como Perú y Colombia. Al mismo tiempo, los recursos naturales del país ya no son tan abundantes. Se ha explotado demasiado la pesca, los grados de cobre de la industria minera declinan y los sectores forestal y frutícola ya han utilizado las mejores tierras. Las respectivas a largo plazo son de un deterioro de la economía y Chile tiene que “salir de su zona de comodidad”, dijo Jorge Selaive, economista jefe para Chile de BBVA en Santiago.

Es por eso que no pasa una semana sin que el ministro de Hacienda Rodrigo Valdés, formado en el MIT, promueva la iniciativa de productividad del Gobierno, que abarca más de cien propuestas que van desde una mayor disponibilidad de formularios online hasta la actualización de las normas bancarias. Es también por eso que el Gobierno aumentó el gasto en educación 10,2 por ciento por encima de la inflación el año pasado y 7,5 por ciento este año. Chile parece diseñado por un economista partidario del crecimiento exportador: abundantes recursos naturales en un país donde no hay lugar alguno que esté a más de 322 kilómetros (200 millas) de la costa.

Los productores deben acelerar el pasaje a productos con mayor valor agregado. Chile ha proclamado que 2016 es el año de la productividad y dice que se trata de una agenda que une a la industria y al Gobierno. Ahora necesita que las empresas inviertan. “Más trabajo y menos lloriqueo”, como dijo Valdés esta semana.

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