Cielo naranja
Veinticinco años de ediciones Cielo naranja

<STRONG>Cielo naranja<BR></STRONG>Veinticinco años de ediciones Cielo naranja

La gestación del libro tenía entonces algo de conspiración, de rastro de incienso, de alegría materna. Para 1984 ya habíamos hecho publicaciones en suplementos y revistas.

Teníamos lo esencial: amigos, alegrías e incluso amantes que iban y venían pero que dejaban siempre letras, buenas o malas, pero letras al fin. Llegó Semana Santa y el plan estaba definido: los esténciles listos, las resmas de papel, la tinta. Dos personas y una institución fueron esenciales: Eduardo Díaz Guerra, Fernandito y CEPAE.

Mientras Eduardo asumía la logística, el maestro Fernando le daba los tráquiti a la impresora. Tras cada hoja dos segundos de esperas para que secase la tinta, luego de cada ejemplar en su puesto, teníase que ordenar, guillotinar, grapar. La portada se resolvió con restos de portadas fallidas de otras publicaciones. Sin darnos cuenta, estaba surgiendo una editorial alternativa.

La idea era publicar a bajo costo, en ediciones que saldrían dependiendo de la capacidad de natación de cada texto, circulando de mano en mano y con una envoltura que trasuntara la amistad y el sentido de familia. Lo primero fue mi poemario “Almario Urbano”, nombre a la vez de la editorial. Para no asociar el libro a proyecto, surgió entonces el segundo nombre, “Ediciones de la Crisis”.

La portada de Sutertramp, “Crisis, what Crisis?”, fue parte de la motivación: mientras el mundo se resolvía en su basura, alguien tomaba el sol como si nada pasara. Así estábamos: en la cola del jorgeblanquismo, de aquél desastroso segundo período del PRD donde en apenas horas comenzaría una matanza que duraría tres días, del 24 al 26 de abril de 1984, con más de un centenar de víctimas y como si no pasara nada.

Pronto saldrían el encuentro poético “Reunión de poesía, poetas de la crisis”, los poemarios “Twenty Century” de Martha Rivera, y “Manicomio de papel” de G.C. Manuel, “A dos pasos de hacer el amor” del inolvidable Julio Castillo, nuestro librero secreto. El centro de operaciones sería la librería La Trinitaria en aquél momento pre-Virtudes. En José Mercader tendríamos a un agente básico.

Teníamos presentadores de lujo, como Carlos Fco. Elías y Wilfredo Lozano. También teníamos una cantante, Patricia Pereyra, en un proyecto de musicalización que envolvería en la lejanía a Manuel Jiménez y a Juan Fco. Ordóñez. Comenzamos un proyecto de video sobre poetas, del que sólo salió uno dedicado a Juan Sánchez Lamouth, en 1985. Para 1990, y con un pie en Berlín, salió el último libro de “de la Crisis”, “Mandala de Sueños”, poemario de Sandy García.

Ya en Alemania el proyecto siguió como parte de la sobrevivencia, publicando libritos en alemán, con el nombre de “Ohne Genehmigung” (“Sin permiso”), y vendiéndolos en cafés y conciertos. Para la versión dominicana escogimos el nombre “Ediciones en el Jardín de las Delicias”, como homenaje a Hieronymus Bosch. A partir de 1997, nos apropiamos del “cielonaranja”, saltando además al espacio web.

Ahora estamos a punto de sacar el libro número 50, una buena razón para decir “muchísimas gracias”.

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