En el 2001, cuando se promulgó la Ley 87-01 que creó el Sistema Dominicano de Seguridad Social, surgieron muchas dudas en torno a las maravillas que nos traería el Seguro Familiar de Salud. Sus promotores, por aquel entonces, afirmaban que quienes dudábamos estábamos equivocados: ¿qué dirán ahora, dieciocho años después, al oír que el Superintendente de Salud y Riesgos Laborales afirma que reciben 50 mil quejas al año de afiliados a los que les han negado servicios de salud?
¿Puede decirse que un sistema ha sido exitoso a pesar de que reciba 137 quejas diarias, 961 a la semana y 4,166 al mes? ¡Estamos hablando de derechos negados por las Administradoras de Riesgos de Salud (ARS)!
La creación de las ARS solo ha sido de beneficio para ellas mismas. Los asegurados, en cambio, tenemos que pagar más por lo que antes teníamos porque muchos médicos no están afiliados al sistema o, en caso de que sí lo estén, cobran importantes diferencias.
El Plan Básico de Salud es tan básico que cubre las pruebas y procedimientos más obsoletos aunque al final de cuentas termine siendo peor porque provocan que sea más difícil hacer un diagnóstico y que la recuperación de los pacientes sea mucho más lenta.
Por otro lado, son tantas las áreas que no cubre que es imposible mencionarlas en estas líneas. Pero, ¿a quién le interesa revisar el catálogo cuando las ARS son un comercio que se da el lujo de aprobar o negar lo que les parezca? ¿Cuántas veces no hemos tenido que pagar, porque el tiempo apremia, lo que no se nos aprueba? Los números, si todos nos quejáramos seguramente serían más altos.