Ciudadanía indefensa, autoridades entretenidas con camionetas

Ciudadanía indefensa, autoridades entretenidas con camionetas

El incendio del vertedero de Duquesa evidenció cuan indefensa está la ciudadanía ante indiferencia de autoridades entretenidas en banalidades como exhibición de camionetas.
Las autoridades han reaccionado como si fuera primera vez que dicha instalación provocara dolores de cabeza físicos e institucionales cuando desde hace años este tipo de eventos ha sucedido, entre otras razones, por inadecuados manejos originados en enredos contractuales. Lo sucedido no debió sorprender, debió ser prevenido, por autoridades centrada en sus atribuciones.
Las actuales parecen no darse cuenta del efecto de sus descuidos en la población, gravísimos para la que habita en sus alrededores y de pronóstico reservado para la afectada por el arrastre de contaminantes por los vientos.
La indiferencia llega al colmo que autoridades gubernamentales y municipales plantean descarada y tranquilamente soluciones a implementarse en meses y años- Ej: el eufemístico “cierre técnico” del vertedero- como si los afectados pudieran esperar y pasando por alto que la morbilidad hoy causante de malestares pudiera convertirse en causa significativa de mortalidad mediata.
Pero no solo en este caso se observa la indefensión ciudadana contrastada con indiferencia de autoridades regodeándose con camionetas, entre otros entretenimientos. Otros problemas igualmente graves no parecen mover accionar de autoridades.
Tal es el caso del número creciente de linchamientos de delincuentes por parte de la ciudadanía, que así reacciona ante incompetencias y omisiones de autoridades policiales y judiciales; del predominio de informalidad en trabajadores, reflejo de informalidad en empleadores, que afecta recaudaciones y demanda mayores gastos al Estado; del indetenible crecimiento del endeudamiento por déficits que ya alcanza 55% PIB; de la pasividad ante tambores de guerra diplomática y comercial observada mundialmente, incidente eventualmente en la oferta de recursos externos al país; de seguir enmarañadas en inadecuadas y evasivas soluciones a problemas migratorios y fronterizos; de estimular asuetos turísticos en días religiosos, entreteniéndose, cerrando anualmente las mismas playas que luego reabre, y contando muertos durante el asueto.
Esta indiferencia que predomina en las autoridades coexiste con la extraña e inusitada exhibición de camionetas hasta el punto que en el reciente desfile militar efectuado en ocasión del aniversario de la batalla del 30 de marzo, estos vehículos, que no son de carácter militar, formaron notoriamente parte del desfile. Otros funcionarios se regodean exhibiendo fotos de camionetas adquiridas, entregando llaves o recibiéndolas en donación. Cualquiera que circule por calles y carreteras puede observar camionetas identificadas oficialmente transitando, ululando ostentosamente. Pudiera interpretarse, en consecuencia, que las camionetas se han convertido en un icono de ostentación de las presentes autoridades.
Esta indiferencia de autoridades debe ser indefectiblemente detenida sometiéndolas al imperio de la ley. Como veremos.

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