Claves para formar delincuentes

Claves para formar delincuentes

Psiquiatra Jose Miguel Gomez

El mundo se encuentra patas abajo, producto de la miseria humana que se reproduce, donde el dinero y el consumo se importantizan más que la existencia y la convivencia. Un mundo donde se adora de forma enfermiza el cuerpo, la belleza, lo joven, el placer, el bienestar y la auto-gratificación de forma inmediata. Pero también, es un mundo más desigual, más individual, menos moral, más corrupto, permisivo y menos comprometido.

Un mundo que le faltan héroes, utopía, paradigma, símbolos, compromiso, humanismo y altruismo social. Un mundo de Inmigrante donde nadie quiere vivir donde nació y creció; donde nadie quiere parecerse al del lado y donde la insolidaridad se práctica como norma de vida. De ese mundo es que tenemos sociedades podridas y enfermas, en inequidad, exclusión, perversidad y ausencia de consecuencia. En esa sociedad es donde la mayoría de las familias son rotas o disfuncionales, donde el 40% de los hijos no viven con sus padres, y donde los jóvenes y adultos no creen en la familia y el matrimonio como inversión social para formar ciudadanos decentes y comprometidos. Parece un mundo y una sociedad que reproduce la delincuencia, el mercado ilícito, el lavado de dinero, la trata de personas y el lavado de títulos profesionales. Donde se ahorra y se gana dinero a costa de la pobreza, la salud, el trabajo y el futuro de millones de personas.

Si de verdad queremos seguir reproduciendo delincuentes sigamos sin poner límites, sin sistema de consecuencia y sin cultura de hacer lo correcto. Sigamos sin decirles a los hijos No; o sin creer que se le puede comprar el bienestar y la felicidad sin trabajo, sin compromiso, sin invertir y sin esperar. Un delincuente se forma cuando le hemos celebrado sus habilidades y agilidades para hacer trampas; robarse el examen de la escuela, usar la tarjeta de los padres, sustraer las cosas de la casa; taparle las mentiras más vulgares y premiarle comportamientos inaceptables, riesgosos y desafiantes. El delincuente aprende o le toleran trasgredir las normas, saltarse las reglas, evadir la consecuencia. Y para mal o peor, le aplauden, le reconocen o le validan el “genio”, “talento” o “inteligencia” en aprender a salir bien, cuando a otros les ha ido mal.

Vivir con padres permisivos, relativos, con anemia en los valores y toxicidad en la ética, es un paso seguro a darse permiso para la mentira, el drama, el cinismo, la manipulación y el chantaje. Se forman delincuentes donde se permite alianza con uno de los padres en perjuicio del otro o de los hermanos. Donde no existe la fiscalización, ni se revisa la conducta, ni se intervienen habitaciones, para saber qué se hace, qué se ve, qué se respira ni en qué se milita. En las familias hay derechos, pero también existen deberes. Debe haber vínculos, apego, sentido de pertenencia para todos y todas. Pero sobre todo, padres sin miedo, no autoritario pero sí autoritativos. Para impedir que se formen delincuentes hay que comprometerlos con el sacrificio con los abuelos y tíos. Compartir el ahorro o parte del salario con el compromiso de la casa, así sea con la compra del botellón del agua. Enseñarle la solidaridad, el dolor y la compasión con los demás. La gratitud con el difunto, el desprendimiento para los padres, el amor y respeto por sus maestros; Pero también, la admiración y valor por los símbolos, valorar la palabra, cuidar el rostro, aceptar las perdidas, ceder y tolerar las crisis. A la delincuencia y a los delincuentes hay un mundo, una familia y una sociedad que les enseña, les forma y los valida. Cuando no sabe qué hacer con ellos, entonces, les mata, lo excluye, los carcelas, los desprecia o los niega; pero nunca revisa los indicadores para discriminar sus propias causas.

Si las sociedades y las familias desean disminuir delincuentes hay que aumentar los factores protectores: Familia sana, educación inclusiva; vida con propósitos saludables, amigos sanos, autoestima sana, proyecto de vida asumido, espiritualidad, compromiso social, juicio crítico, y varias razones existenciales. Sin embargo, los factores protectores sociales son: distribución de riqueza equitativa, inclusión y cohesión social, acceso a educación, salud, empleo, seguridad social, sistema de consecuencia, y un modelo de referencia pública y privada con valores asumidos y políticas públicas eficientes y eficaces.

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