Claves para superar frustraciones

Claves para superar frustraciones

José Miguel Gómez

A las presentes generaciones las han condicionado y preparado para ser felices; para ser profesionales del egocentrismo, el confort, la vanidad, el consumo, del entretenimiento y de la conquista de la psicología de la felicidad. Hoy se vive en la preparación del entretenimiento, del gasto, de la diversión, de la seducción de lo visual. Es de ahí que las personas se pasan la mitad del día frente al televisor, internet, celular, chat, Facebook, Twitter, Instagram, etc. La distracción es una buena razón para evitar o evadir encontrarse con la verdades razones humana: la crisis financiera, la falta de seguridad, la pérdida de empleo, la corrupción, la soledad, el desapego emocional, la crisis de la identidad, la desintegración familiar, las crisis de las parejas, el conflicto con los hijos, la desconfianza y el miedo al fracaso.
Esta generación no vivió post-guerra, las hambrunas, la escasez de alimentos, las enfermedades contagiosas, dictaduras, limitaciones estructurales, escasez de ropa, caminar kilómetros para recibir el pan de la enseñanza, ahorrar y guardar para mañana, tener o sentir lo vulnerable de una existencia en el subdesarrollo, o el tema de fallarle a los padres, los maestros, a la comunidad, o tener que enfrentar la vergüenza de hacer lo incorrecto. La vida siempre ha sido una lucha, una sobrevivencia, un tirar y halar, pero también, un perder, ceder, ganar, retirarse, soportar, sentir el fracaso y confrontar frustraciones. Siempre se ha dicho: “cada fracaso conlleva un sentimiento de frustración, pero no toda frustración implica un fracaso”. Los fracasos y las frustraciones ayudan a madurar la personalidad, fortalece el espíritu, la voluntad, el carácter y las emociones.
En la vida de cada persona se presentan momentos y circunstancias de fracaso, crisis, desaliento, tristeza, angustia, dolores, enojos, rabia, frustraciones, etc. Pero también, hay momentos felices, de alegría, de júbilo, de gozo, de éxitos y de triunfos. Es decir, la vida es un columpio donde a veces estamos arriba o delante, pero otras veces, debajo o detrás. De ahí que se impone ser consciente, objetivo, racional, maduro, lógico, para entender los momentos de frustraciones o de fracasos. No hay que huir de ellos, evitarlos o esconderse, y menos, enmascararlo en una vida de consumo o de placer para sentir que esa seducción o entretenimiento es la vida; más bien, así se llega al auto-engaño, negación y a la vida irresponsable. La frustración es una emoción negativa que ayuda a bajar la autoestima, a la falta d confianza o a la falta de autodeterminación, donde la persona termina en miedo, pánico y limitaciones de todo tipo. A las frustraciones y a los fracasos no se les corre, ni se les evita, ni se enmascara. Cuando aparecen se le confronta de forma inteligente, con nuevos propósitos, nuevos objetivos o nuevas metas. Pero también, con silencio, con prudencia o con aceptación. La clave frente a la frustración es no culparse, no responder con violencia, no ejercer la agresividad; más bien es darse su tiempo, organizar los pensamientos, las emociones, buscar la ayuda, aceptar las pérdidas.
Las personas maduras reflexionan después de vivir momentos de fracasos y de frustraciones. Las personas inmaduras, explosivas, reactivas o piel sensible, responden antes estas situaciones de forma colérica, se deprimen o intentan suicidarse o cometer homicidio. Sin embargo, existen cientos de jóvenes que evitan las frustraciones con el uso o abuso de una droga, escapando en el alcoholismo, en la velocidad de un carro, exponiéndose al peligro, abandonando su casa, o siendo violentos o disfuncionales en las respuestas que adoptan. Lo preferible es vivir empoderado, luchar por el fracaso, asumir la vida objetiva y coherente, evitando los riesgos y las consecuencias negativas, pero no hulla de las frustraciones.
En diferentes circunstancias tendremos experiencias negativas, pero nunca las perciba como fracaso ni como frustración, si no como experiencia para crecer, madurar, avanzar y fortalecer el espíritu y las emociones.

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