Coctelera

Coctelera

Queridísimo Magino, desde hace algún tiempo, y a petición de amigos, estaba por abordar un tema que creo algo difícil de enjuiciar si uno no se despeja de la pasión o del fanatismo. Se me ha pedido mi opinión en cuanto a qué etapa de la crónica deportiva ha sido mejor, si la pasada o la actual.

Voy a dar esa opinión, a sabiendas de que podría disgustar a miembros de la legión de antaño y de la actual. Mire, viejo Magino, prefiero clasificar esa crónica en tres etapas: la estrictamente romántica, circunscrita al béisbol y al boxeo y a una que otra manifestación deportiva, bien esporádica por cierto; la formada por excelentes periodistas, que desenvolvieron su labor en un medio muy limitado, también dedicada mayormente al béisbol y al deporte de las coliflores y las narices chatas, entremezclados con aisladas actividades que rendían culto al músculo, y la actual, profesional en todos los órdenes, compuesta por hombres y mujeres, en su gran mayoría, con deseos de superación para ofrecer calidad a sus oyentes y/o lectores en una etapa de exigencias constantes en todas las manifestaciones del discurrir humano….q  Los miembros de la crónica deportiva romántica, que podemos situar a contar de la fundación de la Asociación de Cronistas Deportivos, en 1929, eran auténticos colaboradores de los pocos espectáculos que se desarrollaban. Firmaban sus crónicas y columnas con pseudónimos y no percibían dinero alguno por su trabajo, más que trabajo, por su hobby. Aunque resulte algo increíble hoy, dos románticos de la época, Fernando A. Soto y Polibio A. Peña G., pagaban diez pesos mensuales a la HIG para que se les permitiera disponer de un programita tres veces a la semana. Hubo sus excepciones en cuanto al cobro se refiere, sobre todo desde que La Nación salió a la luz pública en 1940. Algo sí hay que apuntar a favor de los románticos: la calidad observada en el manejo del idioma. Si bien las crónicas no eran redactadas manteniendo la ortodoxia periodística de esos días, era inobjetable la forma de escribir de esos cronistas, entre los cuales se encontraban poetas, escritores e intelectuales cultores de distintas ramas del saber….q El Coctelero diría que a contar de la mitad del decenio del cuarenta del pasado siglo, comenzó a desarrollarse una crónica deportiva profesional, que recibía jóvenes que aprovecharon la radio y el nacimiento de la televisión en el país. No se puede poner en dudas la capacidad de esos jóvenes, en su mayoría bien preparados en el orden intelectual, pero que tenían que convertirse en “todólogos” cuando la actividad deportiva se salía del béisbol y del boxeo. Esa crónica, en líneas generales, era trabajadora y muy mal pagada por cierto…..q Hoy las cosas han cambiado. El auge de los medios de comunicación social, los escritos y los electrónicos, dentro y fuera del país, han reclamado una multiplicación de la crónica y, por encima de todo de su especialización. La todología, en esta época, es materia para archivos. Hoy se es mucho más exigente que antes para el ejercicio del periodismo deportivo. Hasta los años 50 del pasado siglo, en las Grandes Ligas se presentaban ocho equipos en cada circuito. El número de conjuntos se ha multiplicado y el cronista que se especializa en béisbol ha visto aumentado su trabajo en forma considerable….q El cronista de hoy tiene que entender inglés. No solo debe fajarse con las Grandes Ligas y las Menores en sí, sino atender, primariamente, a los centenares de dominicanos en esos circuitos. Hoy es prácticamente imposible que un cronista cubra todas las actividades deportivas. Como en la medicina, se vive una época de especializaciones….q El desarrollo del baloncesto, del local y del internacional, reclama cronistas especializados en el deporte del aro y del balón. Lo mismo puede afirmarse del volibol, del boxeo, del campo y pista, del tenis, del tenis de mesa, etc. La “todología”, para un auténtico profesional, no puede existir de manera seria y responsable. Es innegable que la televisión ha jugado un papel de capital importancia en el desarrollo de la crónica deportiva. Hoy usted puede ver, al instante, el desenvolvimiento de una actividad que tiene lugar en apartados rincones del planeta. Usted puede seguirlo casi todo a través de Internet. El cable no se anda con rodeos para informar. Los partidos de ligas mayores de béisbol, los combates de boxeo, los más exigentes torneos de tenis y así la mayoría de las manifestaciones deportivas, pueden seguirse por las televisión. Veo, con mucho orgullo, como jóvenes criollos reseñan esos espectáculos, cómo auténticos profesionales, con seriedad y responsabilidad y dando notaciones de tremenda capacidad. La crónica escrita es variada, como variados son los medios existentes. También exige, si se quiere, muy buena calidad, de especialización. Si algo puede faltarle a algunos de los especialistas, es un mejor dominio del idioma….q Resumiendo, Maginito querido, respeto profundamente todas las etapas que le ha tocado vivir a la crónica deportiva, pero no vacilo en señalar que la época más difícil y más exigente para ejercer la profesión es la actual.

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