Coctelera

<p>Coctelera</p>

“¡Qué mucho jode Participación Ciudadana con la Junta Central Electoral!”. Farmacia Mella… Maginito querido, desea usted ver una demostración bien sencilla del desorden que impera en este país digno de mejor suerte? ¡Aquí le va! El Ayuntamiento de Dajabón, controlado por el come-solismo, acaba de dictar una resolución por virtud de la cual establece un peaje de cien pesos bien hediondos, que afectará vehículos de motor los días lunes y viernes, es decir, las fechas en que funcionan los mercados entre Haití y Dominicana.

El come-solismo quiere pescar en esos días de zafra, cuando a Dajabón entran camiones cargados de distintos productos, así como también patanas, camionetas y veinte mil firmas. Pero, ¿qué sucede, viejito charlatán? Simple y llanamente que la resolución dictada por el cabildo de Dajabón es ilegal, carece de fuerza de todo género, a no ser la fuerza bruta. Ningún Ayuntamiento tiene facultad para fijar arbitrios, impuestos, gravámenes o como usted quiera llamar el asalto a los contribuyentes. Eso sólo puede hacerlo el Consejo Nacional de Desarrollo (CND), de acuerdo a una disposición, por decreto, dictada por el Gobierno Provisional del doctor Héctor García Godoy en 1965. ¡Imagínese usted, Magino, que a cada cabildo le den atribuciones para fijar impuestos! Los habría para cruzar de una calle a otra. Pero a lo mejor aparecen pendejos que pagan el tributo al come-solismo dajabonero… Los generadores de energía son la del carajo, pero es bueno que le pase al gobierno, que los buscó y ahora no sabe cómo enfrentarlos. Sucede que los señores generadores, que han pescado en río revuelto, y han cobrado subsidios que eso la jode, están dispuestos a que se revisen los contratos que regulan sus enlaces con este pobre país, siempre y cuando se le mantengan lo que ellos llaman sus “derechos adquiridos”. Y cualquiera se pregunta, Magino del alma querida, ¿para qué carajos revisar contrato si esas revisiones están condicionadas? Y mucho peor, supongamos que generadores que parecen familias del estrangulador de Boston desean que se mantengan en la revisión, por ser “derechos adquiridos” la estafa esa de que hay que pagar por capacidad instalada y no por energía servida. Rhadamés afirma que los sindicatos patronales y obreros son los dueños del país, me refiero a los del transporte. Pero es evidente que a los generadores se les tiene más miedo que el Diablo a la cruz, pues apagan la nación cuando les sale de sus honrados timbales. Por cierto, dígame una cosa Magino, ¿estarán a la venta discos con aquel merengue de Enriquillo Sánchez llamado San Cristóbal? No, por nada… Entonces tenemos que la Oficina Nacional de Propiedad Intelectual confía en que baje la “piratería”. La pregunta, por tanto, es de rigor: ¿Y de qué van a vivir los piratas?… Aduanas anuncia que incautó once contenedores cargados de electrodomésticos, bebidas, ropitas y otras chucherías. Y afirma que tiene bajo custodia otros seis. ¿Se fija usted, mi querido Magino, el abuso de las autoridades? Puede usted estar seguro de que todas esas mercancías estaban destinadas a que los dominicanos pasasen unas Navidades con más felicidad, disfrutando de líneas de calidad y a bajos precios. Pero no, se persigue a quienes trajeron esas mercancías. Se les maltrata. Se les insulta. Y no quieren darse cuenta de que esa es una gente tan servicial que ni siquiera su nombre usa, emplea nombres falsos para las importaciones o busca testaferros. Es decir, es gente tan generosa y tímida que no quiere que su mano derecha sepa cuanto hace la izquierda, ¡qué es bastante! Pero no, repito, las tropas que dirige el amigo Miguel Cocco no cree en eso. Y ahora aspira que esos abnegados servidores de la sociedad, para evitar ser sometidos a la justicia, permitan la pérdida de la mercancía traída y pague unos 250 millones de tululuses. ¿Usted cree qué eso es justo? Mire, Maginito, todavía es tiempo para que el gobierno rectifique pasos y honre a quien honor merece. Insistimos en que, para comenzar, se instituya el “Día del Contrabandista”, y se cree la “Orden del Contrabandista”, en distintas categorías para premiar a quienes todo lo dan a cambio de nada. De igual manera, ratificamos la petición de que se erija una estatua al “Contrabandista Desconocido”, que bien podía colocarse en una zona peatonal de Haina, en medio de lo que sería la “Plaza del Contrabandista”. Es más, los importadores que pagan religiosamente sus impuestos podrían contribuir para esta gran obra. ¡Y todos contentos! ¡Todos entenderíamos que, como reza el can musical, “el chinito no quiele guela, el chinito quiele la paz!

Publicaciones Relacionadas

Más leídas