Coctelera

Coctelera

Mis saludos para usted, don Magino. Veo, caro viejo charlatán, que al aspirante presidencial y expresidente Leonel Fernández Reyna le han tirado dos curvitas viejas y ambas las ha abanicado. En primer lugar, se dejó provocar por el presidente Hipólito Mejía, quien, sin mencionarlo por su nombre, le dio cambimba en el discurso que pronunció el pasado 27 ante la sesión conjunta de las Cámaras Legislativas, en el salón de la Asamblea Nacional. Leonel le respondió con fuerza. Ya el expresidente había dicho que se trataría de reunir el Consejo Nacional de la Magistratura para variar la composición de la Suprema Corte de Justicia y citó los nombres de tres personas que, según él, irían a formar parte del alto tribunal. Pues bien, los mencionados como futuros miembros de la Suprema niegan el asunto y eso era muy fácil de «adivinarlo». Leonel tiene ventaja en la carrera por la presidencia. Eso es evidente. Pero no puede ponerse a pendejear con un rival como Hipólito, cuya ventaja es que los demás suelen subestimarle. Más fácil sería, para Leonel, poner a responder algunas vainitas de provocación, al material gastable que tienen que tener todos los partidos para esas situaciones, manteniendo el candidato un lenguaje de altura y cuyos pronunciamientos no puedan ser negados con facilidad….Corría la mañana del 11 de septiembre de 1973. Salones y pasillos del Palacio Nacional mostraban un movimiento inusual de militares de todos los rangos. El comentario era uno solo: en Chile habían derrocado al presidente Salvador Allende Gossens y a su gobierno comunista. Poco después se supo que el presidente Allende Gossens estaba muerto. Sin duda alguna que el mandatario sudamericano había cometido muchos errores. Su gente, por otro lado, creía que había llegado al poder por las armas, como Fidel Castro en Cuba. Se pasó por alto al gran capital y virtualmente se anarquizó el país. Los militares chilenos, bajo el mando del general Augusto Pinochet Ugarte, le dieron el tablazo a Allende Gossens y se inició en Chile una etapa de criminalidad nunca antes vista….Era claro que esa mañana del 11 de septiembre de 1973, los militares dominicanos que se manifestaban en los pasillos palaciegos, se mostraban alegres, satisfechos. Casi al medio día llegó a su despacho del Palacio el presidente Joaquín Balaguer. Se enteró de la alegría que mostraban sus subalternos. Y cuando recibió a unos cuantos jefetes y éstos expresaron su contento, el enigmático y reservado mandatario reaccionó, airadamente, y para sorpresa de todos, les preguntó que si esa era la forma en que se reaccionaba ante el derrocamiento de un gobierno constitucional y la muerte de un presidente constitucional. Sin esperar respuesta, dispuso que se dictara un decreto, de inmediato, por virtud del cual se decretaban tres días de duelo oficial por el fallecimiento del presidente Allende Gossens. Fue así como un gobierno que se consideraba de extrema derecha, el polo totalmente opuesto al de Allende Gossens se convirtió en el primero o uno de los primeros gobiernos que declaraba un duelo oficial por cuanto acontecía en Chile….Mire, Maginito el presidente Balaguer veía en el derrocamiento y muerte de Allende Gossens algo que podía ocurrirle a su propio régimen y por eso no jugaba con la situación ni se solidarizaba con la alegría primitiva que embargaba a muchos de sus jefes cavernarios. Y hacia muy bien. He recordado este pasaje a raíz de los sucesos ocurridos en Haití, donde un gobernante constitucional, Jean Bertrand Aristide, fue derrocado violentamente. Sin duda que Aristide provocó, en gran medida, la situación por la que atraviesa. Cometió errores, muchos errores y su gente se encarga de complicar más las cosas con actuaciones muy desafortunadas…Pero nadie que se respete debe alegrarse por cuanto ocurre en Haití. Ni inmiscuirse en ese problema. Por el contrario, se debe lamentar lo que ocurre en la vecina nación. El que tenga ojos para ver, pues que vea. Quien tenga oídos para oír, que escuche. Y a quien no le guste el asunto y se ponga bravito, pues que se vaya al mismísimo carajo.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas