¿Coincidencias de coincidencias?

¿Coincidencias de coincidencias?

POR LEO BEATO
Se ha hablado ad nauseam de los asesinatos de John F. Kennedy y de Abraham Lincoln. Se ha dicho que ambos magnicidios colindan entre la realidad y la fantasía y que ambos fueron víctimas propiciatorias de conspiraciones aún por resolver. De hecho, se han hecho paralelismos entre las increíbles coincidencias entre los dos, tales como que ambos fueron remplazados por vice-presidentes sureños del mismo apellido: Lyndon Johnson y Andrew Johnson; que la secretaria de JFK era de apellido Lincoln y la de este último de apellido Kennedy. También que ambos fueron asesinados un viernes después del mediodía, que las letras de los nombres de los supuestos asesinos, John Wilkes Booth y

Lee Harvey Oswald, suman 15 dígitos, que ambos nacieron en el 1839 y en el 1939 respectivamente, lo mismo que sus dos vice-presidentes (Andrew Johnson en el 1808 y Lyndon Johnson en el 1908) y que tánto Lincoln como Kennedy habían empezado sus carreras políticas en el Congreso en el 1846 y en el 1946 respectivamente. Tantas coincidencias espantan al mas cauto. Nunca se ha dicho, sin embargo, que ambos presidentes habían empezado a diseñar su propio sistema monetario. Esto nos puede dar una pauta sobre la verdadera razón detrás de sus asesinatos. Lincoln necesitaba fondos para financiar la Guerra Civil (1861-1865). Los banqueros se los ofrecieron a un interés del 20-36% y él los acusó de usureros de mal agüero solicitando al Congreso el poder para imprimir su propia moneda. Estas fueron sus palabras: «Ha sido una bendición para nuestro pueblo el poder imprimir su propio papel moneda y así pagar nuestras deudas sin tener que depender de intereses bancarios». Como el papel moneda era de color verde los dólares impresos fueron llamados «green backs» (espaldas verdes) de los cuales el gobierno imprimió más de $400 millones sobre los cuales el pueblo estadounidense (tax-payers) no tuvo que pagar interés alguno. Con ese dinero Lincoln financió la guerra civil.. Sin embargo, en una nota editorial del London Times del año 1861 se publicó lo siguiente: «La política financiera practicada por el gobierno de Abraham Lincoln produciendo su propia moneda es una política incorrecta. Si cada pais hiciera su propia moneda sin costarle nada no existiera la deuda externa y el comercio interno sería el mas próspero del mundo. Esa práctica no se puede tolerar y debe de ser erradicada o ella terminará erradincando a todos los bancos del planeta». Las conclusiones a esta declaración desde Londres, que funcionaba como el «cerebro» financiero de la época, se las dejamos al lector, sobre todo si tenemos en cuenta que en el 1972 el Departamento del Tesoro declaró que Lincoln le ahorró al pueblo norteamericano la friolera de $4 billones que hubiera tenido que pagar en intereses a los bancos por concepto de la guerra. Además, hay también que recordar que Inglaterra en todo momento apoyó al Sur, no al gobierno presidido por Lincoln.

En cuanto a JFK, cuyo padre había sido un habil banquero, su gobierno había empezado el proceso, como el de Abraham Lincoln, de producir su propia moneda enfrentándose al sistema de La Reserva Federal la cual el queria abolir. Consciente de las palabras de Mayer Anselm Rothschild: «Permítanme controlar el sistema monetario de una nación y no me preocuparé de sus leyes», JFK firmó el 4 de junio del 1963 la Orden Ejecutiva 11110 reformando la anterior del 1951, Orden Ejecutiva 10289, la cual le daba el poder de producir su propio dinero sin que el pueblo tuviera que pagar intereses. Se imprimieron $5 billones de dólares y el dia 22 de noviembre, apenas cuatro meses después, lo asesinaron. Su objetivo había sido el de volver a darle el poder al Congreso Norteamericano de crear su propio dinero. Este poder le había sido quitado en el 1913 cuando se creó la Reserva Federal (que siempre ha actuado como un Banco Privado). Lo primero que hizo Lyndon Johnson, como antes lo había hecho Andrew Johnson con los «green-backs» de Lincoln, fue recoger los dólares «creados» por Kennedy. Lo demás es historia conocida, como el de meternos a todos en una deuda eterna (producto de intensificar la guerra de Vietnam). No hay dudas de que toda guerra supone una ganancia inconmesurable para los intereses de los «inversionistas» que la financian. Saca tu mismo tus propias conclusiones.

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