Cómo la Gran Recesión aumentó la violencia doméstica

Cómo la Gran Recesión aumentó la violencia doméstica

Karen Weise

Han pasado casi siete años desde que técnicamente terminó la Gran Recesión y recién ahora los sociólogos cuentan con datos de largo plazo para calcular cómo afectó la crisis a las familias estadounidenses más allá de la economía.

Un nuevo trabajo, publicado en la revista Demography, analiza en profundidad las relaciones para mostrar que las penurias y la incertidumbre elevaron las tasas de violencia de pareja, definida como el maltrato a través de medios violentos o de control.

El trabajo se basa en parte en los datos de un estudio longitudinal en marcha que sondea a miles de madres que dieron a luz por primera vez entre 1998 y 2000. La encuesta plantea a las mujeres preguntas referidas a las “penurias económicas”, como si pudieron pagar el alquiler o los alimentos. También busca detectar comportamientos controladores o violentos de sus parejas, para lo que pregunta si la pareja de una mujer le impide ver a sus amigas y familiares, por ejemplo, o la abofetea y la patea.

También realiza entrevistas personales para reunir estos datos íntimos porque, a diferencia de los indicadores económicos tradicionales, “esto no es algo que recojamos durante la actividad pública”, dijo Daniel Schneider, profesor adjunto de la Universidad de California-Berkeley que es co-autor del estudio.

Los investigadores descubrieron que, si una mujer o su pareja estaban sin trabajo, la probabilidad de que ella sufriera violencia de pareja aumentaba en casi un tercio, de 10% a 13%. Las mujeres que comunicaron haber padecido penurias económicas tenían aún más probabilidades de sufrir maltrato. Sus probabilidades de experimentar violencia de pareja aumentaban a más del doble, de 7% a 15%, lo que indica que el desempleo no es el único factor que deteriora las relaciones.

En términos generales, el estudio reveló que las personas no tienen que soportar penurias o desempleo en forma personal para reaccionar con violencia en un momento como la Gran Recesión. El estudio reveló que la tasa promedio de desempleo local en sí misma no se correlaciona con un aumento del maltrato pero sí afecta a las personas cuando la tasa de desempleo local se deteriora rápidamente.
“Eso es lo que denominamos clima de incertidumbre”, dijo Schneider. Como resume el trabajo, “cuando la tasa de desempleo se deteriora en un 50% en los doce meses anteriores, la prevalencia del maltrato aumenta de 10% a 12%; cuando la tasa de desempleo se duplica en un año, el maltrato se eleva al 14%”.

Schneider señaló que, en el caso de las parejas que experimentan esta preocupación económica general, no había un aumento de la violencia; el aumento del maltrato se daba sólo como un grado de comportamiento más controlador. “Podría ser que la falta de control en un campo se manifieste en otro”, explicó Schneider.

Planteó que otros tipos de incertidumbre, fuera de las caídas económicas generales, podrían tener efectos similares. Por ejemplo, los ingresos volátiles o los horarios impredecibles podrían crear ansiedad. El trabajo incluyó sólo algunas de las conclusiones de los investigadores.

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