En general sería insensato sugerir que la publicación de un único dato económico podría determinar la decisión sobre política monetaria de la Reserva Federal. Después de todo, los responsables de la Fed -gobernadores de consejos, presidentes regionales o altos cargos del banco- se enorgullecen de considerar un amplio abanico de cifras y modelos multidimensionales. Sin embargo, el informe sobre el empleo de agosto, que se publicará este viernes, podría resultar una excepción.
Tras la publicación de algunos datos económicos sólidos que han superado el consenso de las expectativas, especialmente en lo que respecta al funcionamiento del mercado laboral, la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, señaló el viernes con razón que “el argumento a favor de un incremento de los tipos de los fondos federales se ha fortalecido en los últimos meses”.
Pero una subida de tipos no está asegurada todavía, al menos por dos razones: el panorama económico general de Estados Unidos sigue siendo variado y el contexto internacional está algo frágil e incierto.
Con este telón de fondo, los nuevos datos sobre el empleo podrían influenciar significativamente la decisión de la Fed de subir los tipos de interés por segunda vez en 10 años en la próxima reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) a mediados de septiembre o esperar a la siguiente reunión (que probablemente tenga lugar en diciembre).
Supongamos, por razones ilustrativas y para subrayar lo que está en juego concretamente, que el FOMC -el comité de decisión más alto de la Fed- se reuniese el mismo día de la publicación de los datos de empleo. Según este escenario, en mi opinión, la Fed podría:
· Subir los tipos de interés 25 puntos porcentuales si el dato mensual de empleo refleja la creación de 180.000 puestos de trabajos o más en agosto, un incremento firme en la tasa de crecimiento salarial y una tasa de participación laboral sin cambios o con un ligero aumento que no altera significativamente la tasa de desempleo del 4,9 por ciento.
· Evitar una subida de tipos si la creación de empleo es inferior a los 120.000 puestos de trabajo, el crecimiento salarial se estanca o cae y un incremento significativo en la tasa de participación apunta a una apatía del mercado laboral.
Los resultados entre estos dos supuestos distintos -como avances contradictorios entre el crecimiento salarial y de empleo- complicarían mucho las cosas para los responsables de la Fed.
Y aunque yo sugiero que los responsables de la Fed deberían inclinarse por dar un pequeño paso en la normalización de las tasas de política monetaria para contener el riesgo creciente de una inestabilidad financiera futura, a menos que los datos sean significativamente débiles, sospecho que es más probable que unos datos variados lleven a la Fed de nuevo a esperar.
En la vida real, el FOMC se reunirá el 20 y 21 de septiembre, tres semanas después de la publicación de los datos de empleo de agosto. En consecuencia, la Fed tendrá todo un abanico de datos internos e internacionales adicionales que analizar.
En este contexto, las cifras del mercado laboral de agosto desempeñarán un papel influyente pero no determinante.
Mientras tanto los mercados deberían revisar al alza lo que sigue siendo una probabilidad implícita excesivamente baja de una actuación de la Fed en lo que queda de año.
Y, como mantuve el 26 de agosto, el resto de nosotros deberíamos seguir intentando ampliar la conversación sobre política, más allá de los bancos centrales, y centrarnos más en lo que otros organismos de gobierno pueden y deberían hacer para promover un crecimiento inclusivo y alto y una verdadera estabilidad financiera.