Compra de aviones, barcos y tanques

Compra de aviones, barcos y tanques

 JESÚS DE LA ROSA
La Fuerza Aérea Dominicana (FAD) carece de radares para detectar vuelos a bajo altura y de un número suficiente de aviones de caza para identificar y perseguir a quienes, sin el permiso correspondiente, incursionen en nuestro espacio aéreo, especialmente a aquellos que trafican con sustancias prohibidas. En la actualidad, nuestra otrora poderosa FAD apenas cuenta con una flotilla de aviones Pillan de fabricación chilena, varios helicópteros de tercera generación y dos aviones de transporte de fabricación española.

La Marina de Guerra Dominicana (MdeG), que en tiempos pasados disponía de destructores, fragatas, corbetas, caza submarinos, buques de desembarco y de transporte de tropas, hoy sólo posee pequeñas unidades de superficie de vigilancia costera.

Nuestro ejército de tierra, aunque necesitado de más y mejores blindados, con sus batallones especiales de guerrillas, contra guerrillas y de operaciones especiales, luce mejor equipado que la FAD y que la MdeG.

La falta de equipos militares permite que aviones transportando drogas aterricen en suelo dominicano; que embarcaciones pesqueras del Estado vecino, y de las islas, de barlovento y sotavento, faenen en aguas territoriales dominicanas; y que ciudadanos haitianos y de otras nacionalidades penetren en territorio dominicano como perros por su casa.

Para enfrentar esa situación, el presidente Leonel Fernández ha dispuesto la compra al Brasil de ocho aviones de caza Súper Tucano valorados en 45 millones de dólares. Dichos aparatos de guerra habrán de ser usados en la persecución de aeronaves que violen nuestro espacio aéreo, en la guerra contra el narcotráfico, y en impedir el trasiego de personas indocumentadas a través de la frontera. La adquisición de esos aviones será posible gracias a un préstamo convenido entre el Estado dominicano y el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social del Brasil.

El Súper Tucano es un avión de caza de 11.3 metros de longitud capaz de elevarse a más de 35 mil pies y de desarrollar una velocidad superior a los 500 kilómetros por hora. Esta aeronave de fabricación brasileña dispone de dos cañones y de una estructura de lanzamiento de cohetes y de misiles de aire.

El año pasado, el gobierno venezolano dispuso la compra de 36 aviones Súper Tucano. Dicha compra no pudo materializarse porque los Estados Unidos la vetó, amparándose en el hecho de que en la fabricación de dichos aparatos se emplea tecnología de factura estadounidense.

El Súper Tucano es un avión de caza muy superior a los P 51 y a los Dragón FL que teníamos antes.

No ha faltado quienes critiquen la compra de los Súper Tucano al Brasil con argumentos tan simples y demagógicos como éstos: que, en vez de comprarlos, debemos solicitarles a los Estados Unidos que nos donen aviones mejores que los Súper Tucano; que en vez de comprar aviones de guerra debemos  comprar tractores; que esos aviones no se necesitan; que para combatir el tráfico de drogas, en vez de comprar aviones, debemos de movilizar las gentes.

Tampoco han faltado unos que otros «expertos» quienes opinan que los aviones Súper Tucano son inferiores en rendimiento a los usados por los narcotraficantes; y hasta llegan a calificar de pésima la compra de los Súper Tucano, y a decir que los aviones de caza P51 y Vampiros empleados por la FAD en los años 50, 60 y 70 eran mejores que esos.

La compra de aviones de caza Súper Tucano obedece al interés del gobierno del presidente Fernández de garantizar la seguridad e integridad del territorio dominicano; tarea ésta que, en tiempos como éstos, sólo se hace bien cuando se emplean aviones de caza, fragatas, destructores, guardacostas, cañones y blindados. Como bien dijera el mandatario peledeísta: «El papel fundamental del Estado y que nadie nunca le va a regatear, el que nadie nunca le va a cuestionar, es que sea garante de la seguridad de sus ciudadanos y para nosotros poder garantizar eso necesita recursos, necesitamos las herramientas»

En materia de compra y trasiego de equipos y materiales de guerra, la llamada transparencia no es lo usual, por lo que la adquisición de parte del gobierno de los aviones Súper Tucano debió de ser encubierta, de manera tal que las gentes se enteraran de la existencia de dichos aviones cuando los vieran surcando nuestros cielos en los desfiles y en las paradas militares. Así se evitaría las críticas de políticos demagogos y de «expertos» en la materia.

Cuando quien esto escribe era muy joven tuvo la oportunidad de participar en una operación encubierta de compras de armas para el Ejército dominicano, precisamente al Brasil. Dicha operación fue simulada con un viaje de estudio a América del Sur de los guardias marinas de primero y segundo año de la Escuela Naval de la Marina de Guerra Dominicana.

¿Quién les habrá informado a los que se oponen a la compra de los Súper Tucano que los aviones, los barcos y los blindados se regalan y que los mismos pueden ser adquiridos en los Estados Unidos como desechos de guerra? ¿Quién les habrá informado a estos caballeros que el mercado de ventas de armas funciona como un mercado cualquiera donde se compra y venden aviones, barcos, tanques y otros instrumentos bélicos al mejor postor o al precio más bajo posible?

En el Congreso de la República reposa un proyecto de ley para aumentar los límites de nuestras aguas territoriales de 6 a 12 millas náuticas. Una vez dicho proyecto haya sido convertido en ley, para hacer que la misma se cumpla, debemos de adquirir varias grandes unidades de superficie: corbetas, fragatas y destructores. Es que, a pesar de las críticas de los «expertos» y de los pacifistas, debemos adquirir esas herramientas para preservar la integridad de nuestro territorio y la seguridad de nuestros ciudadanos.

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