Compromiso por encima de todo

Compromiso por encima de todo

Las relaciones entre República Dominicana y Haití están en una coyuntura de discrepancias en torno al tema migratorio, que comoquiera que lo pinten, es una reciprocidad inevitable entre Estados con frontera común, máxime si comparten una isla. Al margen de eso, los intereses comunes, la necesidad de procurar el progreso y atender a dúo asuntos de interés mutuo, impone un compromiso difícil de evadir. La búsqueda de complementariedad debería ser el paso común más razonable.

Esas premisas, según parece, son las que impulsan el entusiasmo conque empresarios dominicanos y haitianos han integrado el Consejo Económico Binacional Quisqueya (CEBQ), una iniciativa con proyectos de cuantiosas inversiones -se habla de más de 15,000 millones en 15 años- a ser repartidos a ambos lados de la línea divisoria con la finalidad de asentar fuentes de progreso en zonas deprimidas, y enfrentar así las grandes dificultades sociales y económicas que aquejan a la gente.

Iniciativas como esta permiten ver claramente que más allá de las disparidades migratorias, los dos Estados necesitan impulsar el compromiso común de llevar progreso a los dos pueblos sin menoscabo de aspectos de soberanía, costumbres, identidad cultural y otros rasgos. La visión de los empresarios del CEBQ envía una clara señal de compromiso y fe en un mejor porvenir mutuo.

De aplazamiento en aplazamiento

Nuevamente, el cierre de legislatura ordinaria deja pendientes de sanción proyectos de vital importancia, como son los de Ley de Partidos y Agrupaciones Políticas y Ley de Régimen Electoral. A pesar de que son necesarios, ambos instrumentos han ido de aplazamiento en aplazamiento desde hace varios años. En la coyuntura actual, su aprobación es absolutamente necesaria para determinar, por ejemplo, la legalidad de pactos políticos que sacrificarían las aspiraciones de legítimos aspirantes a cargos en el Congreso y los municipios.

De nuevo se da entre los partidos representados en el Congreso el consenso malicioso para mantener a nuestra democracia desprovista de instrumentos que influirían de manera decisiva en la vigencia y actuaciones de esas organizaciones. Una especie de actitud de camarilla, ni más ni menos.

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