COMUNICACIÓN DE MARKETING

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El internet, como todo lo nuevo, ha generado una cantidad de reacciones en el mundo. Una positivas. Otras negativas. Y otras como la mía, que las incluye a ambas. Ya escribí hace un buen tiempo en esta misma columna un artículo en que demostraba que seste modernísimo medio no afectaría al libro, sino todo lo contrario.

Ahora me interesa comentar los cambios que ha sufrido la publicidad y el mercadeo con el uso del internet. Y junto a eso, comentar sobre otros recursos de la moderna publicidad, como es el de los anuncios colocados en los baños de los restaurantes, bares y cafeterías y su efecto sobre el consumidor.

En el primer caso, nos encontramos con que la publicidad del internet, a través de los llamados banners, ha revolucionado ese medio de tal forma que en la medida que se difunde su mágica efectividad entre quienes manejan marcas y compañías, irá afectando la cantidad de publicidad que actualmente se coloca en otros medios. Ello no indica que desaparecerán. Aunque perderán una parte de su terreno en favor del flamante medio electrónico. Sufrirán el mismo efecto que otros, como el teléfono de lo cual comentaré un día de estos , el correo convencional, los clubes nocturnos, las salas de cine, etc., por el hecho de que parte del tiempo y los recursos que la gente dedicaba a ellos, ahora lo usará en sentarse frente a su computadora y viajar por el mundo a bordo de la nave cuadrada cuyo timón, vela, borda, mascarón de proa y otros instrumentos de navegación son: teclado, mouse, pantalla, bocinas, ojos y manos. Y en condiciones altísimamente ventajosas para el anunciante, puesto que la persona no está entre la multitud bullosa de un espectáculo público ni sentado en una butaca de un cine ni viendo televisión con la familia ni manejando un vehículo ni haciendo el esfuerzo de leer la prensa. No. Generalmente está sola, concentrada únicamente en el anuncio. De modo que el mensaje va directo y en vivo al cerebro de la persona en el mejor momento para llevarle un mensaje: cuando está divirtiéndose de forma concentrada y solitaria.

¿En qué se diferencia un banner de un anuncio en los periódicos o un spot de radio o televisión? En que los contiene a todos al mismo tiempo, y posee lo que ninguno de los tres en particular y en general. Quiero decir que un baner es un anuncio cuyas escenas se mueven y cambian de color, como la televisión, tiene sonido que se escucha como la radio, títulos y textos como el periódico. Con la ventajas sobre todos los demás en que es interactivo, en que es un anuncio que puede dialogar con el espectador, responder preguntas y darle, mediante un simple click, mayores detalles. Es capaz de conducir al espectador a leerse el equivalente a un periódico completo sobre el producto, si los dueños de la marca o compañía lo desean.

Eso así porque la interactividad del banner le permite aumentar las imágenes, mover los textos al antojo del usuario de internet, su sonido puede ser escuchado al igual que la radio. Y otra cosa interesante en que es superior a otros medios es que el anuncio puede ser repetido tantas veces como lo desee el consumidor. A lo que se suma una increíblemente grande ventaja: que él puede, en muchos casos, sin moverse de su casa ni de su computadora, ordenar que le lleven el producto a domicilio. Lo cual indica que hasta los establecimientos serán menos visitados, ya que esto implica una economía de tiempo y gasolina, reducción al peligro de un atraco o accidente en la calle.

Pero aparte de todo esto, los mercadólogos manejadores de marca ya no tendrán que correr el albur de poner la información sobre la popularidad o no de su producto o anuncio o campaña en manos de una empresa de monitoreo de publicidad o en una de investigación de mercado, con los altos costos que todo ello contrae. Simplemente no. Porque también el banner que se coloca en internet le informa pormenorizadamente cuántas personas lo han visto, qué día, a qué hora, durante cuánto tiempo, y, en algunos casos hasta logran una identidad personal de quién es cada persona que lo vio, con datos de sexo, edad, profesión, nivel socioeconómico, preferencias generales, nacionalidad, país, ciudad, sector, calle y número donde vive.

Mejor de ahí, se daña!

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