Con Bolsonaro, Brasil se vuelca hacia la derecha

Con Bolsonaro, Brasil se vuelca hacia la derecha

Jair Bolsonaro

Los brasileños parecen decididos a entregarle la presidencia a un ex capitán del ejército que añora los tiempos de la dictadura y promete a encarcelar a los políticos corruptos y declararle una guerra abierta al tráfico de drogas y la delincuencia que azotan esta nación.
Jair Bolsonaro, un legislador de extrema derecha, casi gana la presidencia en la primera ronda el domingo. Se quedó corto por poco y ahora enfrentará al ex alcalde de Sao Paulo Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores, de izquierda, en la segunda vuelta el 28 de octubre. Sacó el 46% de los votos en la ronda inicial y necesitaría muy pocos votos más para instalarse en el sillón presidencial. La votación representó un verdadero cataclismo político en este país de 200 millones de habitantes, donde la izquierda había ganado las últimas cuatro elecciones. El movimiento, no obstante, se debilitó por escándalos de corrupción y la destitución de la presidenta Dilma Roussef.
El viro de Brasil se encuadra dentro de una tendencia mundial, en la que tanto en Europa como en Estados Unidos el electorado le da la espalda al establishment y termina votando a menudo por candidatos populares de extrema derecha que ven con malos ojos a ciertas minorías y prometen restaurar los «valores tradicionales». El rumbo que tome Brasil tanto en lo político como en lo económico seguramente se hará sentir en las naciones vecinas. Y podría tener un impacto decisivo en relación con el colapso social y económico de Venezuela. Bolsonaro postula una línea dura hacia Venezuela, donde se está produciendo un enorme éxodo de gente que se instala en países vecinos, incluido Brasil. El Partido Social y Liberal de Bolsonaro era una agrupación menor, que empezó a ganar terreno a principios del año a partir del inteligente uso de las redes sociales y de concentraciones muy bien preparadas. Bolsonaro ha elogiado a menudo a Donald Trump y su campaña copió muchas cosas de la que llevó al magnate a la presidencia de Estados Unidos, desde feroces críticas a la prensa y la clase política hasta el uso de sus hijos en la campaña.

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