Con certezas y transparencia

Con certezas y transparencia

Con respaldo ciudadano el Gobierno marcha con el inacabado Plan de Regularización y naturalización de Inmigrantes e hijos de inmigrantes, un proceso bajo debate de voces contrapuestas y recelos internacionales. Ante la alharaca lo que más sentido tiene es actuar de cara al sol. La posición oficial de aceptar, siempre que se respete al país, cualquier interés externo de observación al trato a extranjeros deja dicho que el Gobierno actúa sin arrogancia, confiando en lo que hace y con las cartas sobre la mesa. Que no se propone ocultar hechos. Eso haría quien carezca de competencia y fundamento legal, que no es el caso. No hay que mostrar hostilidad ante las críticas. Las interpretaciones erróneas deben enfrentarse con reciedumbre y comedimiento a la vez.

El canciller Andrés Navarro expresó ante la OEA una sólida defensa del programa y dijo que para cualquier caso de excepción y alegato de abuso, se cuenta con el apropiado mecanismo para atenderlo y resolver. ¿Lo cortés quita lo valiente? No. Navarro ha sido diligente y efectivo defensor del Estado al que sirve en este momento de riesgos para su buena imagen. Y el Presidente Medina siempre se ha mostrado enérgico y directo en los cónclaves pero en el marco de la mejor diplomacia. Sin plegarse a presiones ni a cuestionamientos sobre los legítimos derechos del país. Seguir en esa línea es lo prudente. Dar oportunidad a que las verdades se impongan.

Con Puerto Rico en el espejo

La capacidad de pago de los países pequeños puede agotarse desastrosamente. Elemental Querido Watson. Nuestro vecino Puerto Rico ha perdido ya condiciones para honrar lo que, con evidente ligereza, tomó prestado por varios años: US$72 mil millones. Hay que admitir con franqueza que, a su vez, República Dominicana lleva un curso peligroso en el uso del crédito. Hasta hace poco se trataba de una mera preocupación. Ahora muchos se alarman.

Ya la mitad de lo que el Estado dispone para ese concepto cada año solo cubre intereses y observadores estiman que se ha llegado a graves niveles de riesgo. La falta de señales de un regreso a la racionalidad causa mayor preocupación, estándose en la inminencia de gastos electorales para conservar el poder, algo que en el pasado encendió la mecha de lo que ha seguido después. Que Dios nos agarre confesados.

 

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