Con el deseo de servir como escudo, los rescatistas se lanzan a acciones heroicas

Con el deseo de servir como escudo, los rescatistas se lanzan a acciones heroicas

Entrevista a José Henríquez Castillo Director de la Defensa Civil de Miches Hoy, Félix de la cruz reportero grafico 29/09/2017

Si el heroísmo tiene rostro sin dudas debe ser similar al de cada uno de esos hombres que, olvidándose de sí mismos, enfrentan cualquier tipo de obstáculo para recatar personas que por lo regular ni siquiera conocen pero por las que ponen en riesgo lo más preciado que tiene todo ser humano: su propia vida.
En situaciones de emergencia o ante fenómenos naturales como los huracanes que recientemente afectaron el país, se escucha mencionar a los equipos de rescatistas con un número o con el nombre de la institución que los agrupa, pero poco se sabe de esos que cuando la tempestad inicia se ponen las botas y salen a las calles a cuidar a otros en lugar de resguardarse.
José Luis Mosquea es uno de ellos. Asegura que con esa entrega por los demás se nace, porque hace falta más que un mandato para actuar. De sus 40 años de vida tiene 25 enfrentando las aguas del Bajo Yuna, cada vez que estas reaccionan a tempestades que ponen miles de vidas en peligro.
“Esto uno lo lleva en la sangre. En realidad uno se preocupa cuando lee que llegan algunos fenómenos y uno no puede hacer nada, pero a mí me formaron con el criterio de que nacimos para servir y así yo he trabajado en muchas instituciones”, explicó.
Actualmente es el director de la Defensa Civil en la zona del Bajo Yuna, provincia Duarte, y asegura que desde mucho antes de pertenecer a la institución se ha dedicado a ayudar a las familias vulnerables en tiempos de muchas lluvias.
Nació allí y sabe perfectamente lo que es ver cómo de pronto una inundación deja a cualquiera sin nada y con ese norte trabaja.
Como vive en las proximidades del Yuna, en el recién huracán María dejó a su esposa e hija de ocho meses con el mandato de refugiarse en caso de peligro porque él simplemente se fue a las calles a proteger a los que así lo requerían.
Su accionar en tempestades le ha dejado una marca imborrable que fue de una familia de ocho miembros que en la tormenta Noel se resistió a ser evacuada y para burlar a los rescatistas se encerraron con candado por fuera y se pensó que se habían ido a un refugio, pero la realidad al día siguiente fue que le tocó ir a sacar sus cadáveres.
“Uno ve muchas cosas y es difícil hacer entender a la gente pero como persona me sentí muy afectado porque lo de nosotros es preservar vidas y cuando se muere una es mucho, ver esa familia llorando fue demasiado”, señaló.
En ayuda sin saber que su casa se inundó. Similar es la vida de José Enrique Castillo, de Miches. Al igual que Mosquea es director de la Defensa Civil en su comunidad y cuando ve situaciones de peligro deja todo para hacer frente a la situación. En el pasado huracán María no fue distinto, cuenta que luego de varios días de labor en las zonas vulnerables se enteró de que él también estaba damnificado.
“Yo tengo un negocito y se me llenó de agua. Yo no pensé en eso, en ningún momento ni en mi casa, que se me llenó todo. Se dañó TV y todo, pero yo contento sacando gente. Lo supe cuando me dijeron que mi esposa estaba en un refugio. A mí se me olvida todo, solo el trabajo”, expresó. Dijo que lo más difícil en el huracán María fue la incredulidad de las personas ante el fenómeno, debido a que el huracán Irma no provocó tantos daños.
Como experiencia particular recuerda que en una ocasión hubo un naufragio y le avisaron a las 2:00 de la mañana. La Defensa Civil le dijo que no podían salir a esa hora sino que debía esperar la mañana porque no había visibilidad y la respuesta no fue otra que la vocación.
“Yo dije a mi superior en El Seibo que como Defensa Civil no iba, pero como persona sí y a esa hora cogí un motorcito con un amigo y recorrí 17 kilómetros en una playa que estaba muy lejos. Alumbrándome con el farol del motor entre brisa y lluvia escuché a lo lejos una voz pidiendo auxilio y era una jovencita. Pero no la veía, en eso vino un golpe de agua y la tiró donde la vi y pude sacarla”, recordó con satisfacción. Dice que aunque es director en su zona, maneja la ambulancia, saca a personas con sogas o a cuestas y hace lo que se necesite. No se limita a dirigir.
Los de uniforme. Con no menos deseos de servir a su institución y a su país, las fuerzas militares que sirven de apoyo a la Defensa Civil cuentan con equipos de hombres, agrupados en departamentos como la Unidad Delfín de Búsqueda y Rescate, de la Armada; y Escuadrón de Búsqueda y Rescate de la Fuerza Aérea Dominicana.
El segundo teniente piloto Delvis Batista ha tenido varias experiencias de rescate con grúas en helicópteros y accionar en el huracán María no fue la excepción. “Nosotros salimos cuando pasa el temporal a rescatar a los que se quedan atrapados. En esta ocasión uno de los rescates fue a unos soldados que quedaron atrapados en una finca y se subieron a un furgón y ahí los rescatamos”, explicó.
Dice que cualquiera pensaría que como militares están obligados a servir pero dice que la vocación es imprescindible. “En lo laboral es cumplir el deber pero en lo personal puedo decir que hay que tener vocación porque cada momento es un riesgo”, explicó.
Los sargentos Erickson Sánchez y Binioscal de Jesús, de 32 y 24 años, estuvieron en rescates durante el huracán María en las zonas de Cenoví y la Gorda. Allí asistieron en rescate con las diferentes modalidades, tanto en botes como con sogas. “Es algo que conmueve. Siempre se ve gente llorar porque uno los saca a ellos y ellos se preocupan por otro”, dijo De Jesús sobre la experiencia.
En las vías. La Comisión Militar de Obras Públicas tuvo a su cargo el retiro de escombros de las vías para mantener el paso a las ayudas. En esas acciones participaron los cabos Víctor de la Cruz, Angelo Cuevas y Marcelino Nova. Con 23, 24 y 32 años no habían tenido experiencias como las lluvias de María y los vientos bajo los que tuvieron que accionar en la madrugada, pero se manifiestan satisfechos con el servicio que pudieron brindar.

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