Los residentes en La Nueva Barquita, en Santo Domingo Norte, se aprestan a esperar el año nuevo con actividades religiosas y encuentros familiares, según lo manifestado ayer por varios de ellos.
El párroco del lugar, padre Gregorio Alegría, desglosa las festividades religiosas: misa en la mañana y catequesis en la tarde de hoy, y otra misa mañana a las 10:00, para bendecir el año.
En tanto, Josefina Madé, dirigente comunitaria, organizó un encuentro con adultos mayores para tratar asuntos de su interés, y coordinar acciones encaminadas a lograr beneficios para los envejecientes.
Deplora la escasa ayuda oficial recibida para ese segmento de la población, a pesar de que ha tocado puertas de instituciones públicas, como el Consejo Nacional de la Persona Envejeciente (Conape).
“Esos envejecientes tenían todos los años una ayuda, pero este año no han tenido ninguna”, resalta.
Madé piensa reafirmar su fe católica en las actividades que organiza el padre Alegría, en la parroquia San Francisco de Asís.
Además, destaca las festividades realizadas en ocasión de Nochebuena y el Nacimiento del Señor.
“Las actividades que se hicieron ya no se van a repetir. Hasta ahora no tenemos nuevas fiestas”, comenta.
Si Madé y otras personas se acogen a la Iglesia, otros, en cambio, piensan en verbenas y parrandas.
Manifiestan que deben acudir a otros lugares para entregarse a bebidas alcohólicas, dado que en La Nueva Barquita están restringidos.
En efecto, Joan Manuel Polanco deplora esas restricciones y destaca que los pocos negocios del sector cierran temprano y no se permite estridencias.
En estos días piensa en la vieja Barquita, donde tenía más libertad para desarrollar sus jaranas y bacanales.
“Allá teníamos más libertad, pero lo malo era cuando el río subía. Estábamos mejor por un lado, pero peor por otro”, expresa.