PARIS. AP.
Como sucede con todas las grandes citas deportivas y sus anfitriones, la Eurocopa 2016 será un espejo de la Francia contemporánea: el reflejo puede ser majestuoso, desagradable o lo más probable una mezcla de ambos.
En sintonía a su condición de sexta economía del mundo, todo ha estado listo desde hace varios meses. Flamantes, renovados o que ya estaban en forma impecable, los estadios en las 10 ciudades sedes son modelos de la ingeniería y elegancia franceses. Lo mismo es cierto de la red de trenes de alta velocidad y autopistas que harán la vida fácil a los aficionados a la hora de trasladarse para los 51 partidos, admirando la belleza natural del país.
Nada de pasar la noche en los pisos de aeropuertos por carísimos vuelos de madrugada, como sucedió en los mundiales de Brasil 2014 y Sudáfrica 2010, y en la Euro 2012 que fue montada por Polonia y Ucrania.
Esta compacta Eurocopa será el torneo más confortable para los aficionados en mucho tiempo. El Mundial de 2018 cubrirá el vasto territorio de Rusia y la Euro 2020, dispersada como confeti entre 12 países que van desde Azerbaiyán hasta Irlanda, se concibió para satisfacer a la televisión (y a la publicidad), con demasiados obstáculos geográficos y burocráticos que permitan a las masas de hinchas ir de un partido a otro, como podrán hacerlo en Francia entre el 10 de junio y el 10 de julio. Pero. Debido a que se trata de Francia, siempre hay un «pero», complicaciones que se derivan de la identidad del país. Francia es compleja y beligerante, con problemas sociales, económicos y raciales que a menudo se manifiestan en las calles. En la antesala del torneo, los 552 jugadores de las 24 selecciones y sus simpatizantes se van a encontrar a un país en plena agitación. Esta, como muchas previas, es esencialmente un conflicto sobre el estilo de vida francés. Enfrenta al gobierno _socialista en esta ocasión_ contra los sindicatos que rechazan las iniciativas para menguar su influencia y flexibilizar las leyes laborales.
Como sus padres y abuelos, una nueva generación de inconformes aprovecha la oportunidad para protestar, debatir sobre política hasta entrada la noche, lanzar piedras e inhalar gas lacrimógeno lanzado por la policía. Hasta ahora, las paralizaciones en la red de transporte público y la escasez de gas por las reformas laborales impulsadas por el gobierno solo trastornar la vida diaria en lugar de interrumpir. Su impacto en la Euro 2016 se verá una vez que el torneo se ponga en marcha y podría depender si las partes alcanzar acuerdos o endurecen sus posiciones. Pese a siglos de contacto con el mundo y su pasado colonial.