Consultorio de Familia

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Soraya Lara de Mármol

Pregunta de la lectora: Tengo 5 años de divorciada. Mis hijos han crecido. No quieren ir donde su padre. Yo los obligo porque él es su papá y tienen que compartir con él. Insisto mucho para que su papá los llame y los venga a buscar. Insisto mucho con su papá para que les dedique tiempo. ¿Debo obligar al papá a buscar nuestros hijos y obligar que ellos se vayan con él?

Respuesta de la terapeuta: Los padres están en el deber de ser parte activa en la crianza de los hijos. A través de ella se cumplen funciones específicas como la protección, seguridad y confianza. Estas contribuyen a la estructuración del Yo de los hijos.

La presencia de ambos padres asumiendo las funciones propias de las tareas parentales operan en el Yo de cada uno de los hijos. A través de las experiencias afectivas y validación de cada uno reafirman el Yo individual. La participación e interacción activas contribuyen a que se reconozcan a sí mismos como creen que son. Padres e hijos se reconocen mutuamente.

Los hijos también tienen su representación mental de cada padre. Estará reforzada por las acciones individuales que les garanticen, sobre todo, confianza básica.

Si los padres interactúan con sus hijos les harán sentir reales y vivos. Cuando se da una separación de los padres y uno de ellos se distancia significativamente, podría suscitarse una ruptura de la seguridad y confianza básicas.

La retirada y distanciamiento generan inseguridad, ya que el padre distante, quien formó parte activa de la crianza, les hace sentir que son incompletos. Podrían sentir que algo les falta.

¿Qué es importante? Primero, dejar saber al padre distante la afección de tipo psicológico en los hijos por su ausencia e impredecibilidad. Segundo, entender que tanto la marentalidad como la parentalidad han de ser un acto espontáneo y no forzoso. Si no se quiere, no se impone. Tercero, reconocer que lo más importante es que quien esté presente sea una fuente de confianza y seguridad.

Si los hijos están con usted, madre, haga de su hogar un espacio de calma, amor, respeto, confianza y seguridad. Conviértase en una madre resiliente, que la adversidad no sea un problema, sino una oportunidad para desarrollar habilidades que la conviertan en una madre de confianza. Haga de su rol materno una experiencia de crecimiento y amor.

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