CONSULTORIO DE FAMILIA

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Pregunta de la lectora: ¿Cómo se puede ayudar a un niño que tenga rasgos de conducta amanerada o afeminada? ¿Hay algunos tips que pueda hacer en casa para ayudarlo?

Respuesta de la terapeuta: Sería importante conocer por qué la conducta que usted describe se constituye en un problema. El niño puede tener movimientos, gestos que pueden parecerse tanto a la madre como al padre.

Su preocupación podría generarle al niño la sensación de que algo malo está haciendo o que se está comportando mal, sin comprender por qué usted reacciona así. Su reactividad le puede generar más dificultades que soluciones.

Pregúntese usted misma si está reaccionando ante el temor a que su hijo sea homosexual. El niño lo que necesita es ser aceptado con su comportamiento y su identidad. Al niño hay que evitarle sufrimientos o castigos por una conducta que él no considera como anormal. La preocupación está en usted y no en el niño.

Hay que aprender a no temer a la homosexualidad. Estas son personas con los mismos valores y derechos que los heterosexuales.

La tendencia, en la comunidad psiquiátrica y en los investigadores sobre la sexualidad humana, es destacar que el problema no está en la homosexualidad si no en la homofobia.

En la actualidad no podemos considerar esta conducta, que usted describe como rasgos afeminados, como problemática desde el punto de vista psiquiátrico.

En 1990 la Organización Mundial de la Salud (OMS) excluyó la homosexualidad de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y otros problemas de Salud.

Apoyar a su hijo, demostrarle amor y aceptación como ser humano son acciones más valiosas e importantes para su desarrollo físico y emocional, que transmitirle ansiedad por sus temores que escapan a la realidad del niño.

Revise sus creencias familiares, religiosas y culturales y cómo están incidiendo en su preocupación. Valore más a su hijo en su esencia humana y no por conductas supuestamente afeminadas.

Los temores y la ansiedad expresados al niño pueden ser más perjudiciales para el niño que aceptarlo tal como es.

Destaque en él los valores, las buenas acciones, las conductas que permitan la buena convivencia con los demás. Aproveche a su hijo, ámele y hágale saber que para usted él es importante, sin tomar en cuenta el afeminamiento.

El afeminamiento no es una enfermedad ni una desviación. Es una conducta, simplemente.

Acéptelo libremente.

 

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