CONSULTORIO DE FAMILIA

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Pregunta de la lectora: ¿Por qué los conflictos terminan destruyendo la relación de pareja?

Respuesta de la terapeuta: Los conflictos en sí mismos no son los causantes de las separaciones, son los tipos de conflictos, la acumulación de ellos y la falta habilidades para resolverlos.
Los conflictos en las parejas son situaciones contradictorias generadoras de angustias y malestar psicológico. Enfrentarlos inadecuadamente precipita la reactividad de ambos: gritan, pelean, atacan, no se escuchan, se justifican, lo que impide resolverlos.
La intensidad emocional creciente reactiva emociones que pueden salirse del control personal y provocar agresiones y distanciamientos físicos o psicológicos.
El distanciamiento físico podría ser: salirse de la casa, tardar en llegar o encerrarse en una habitación. El psicológico se caracteriza por distanciamiento afectivo, ausencia de respuestas y silencios prolongados que pueden durar días.
El conflicto en sí mismo no puede ser estigmatizado como malo. Día a día se presentan situaciones conflictivas de fácil resolución. Otros pueden ser complejos pero ante la capacidad de los implicados, pueden resolverlos mediante un diálogo abierto, claro y enfocado en búsqueda de alternativas.
El conflicto es complejo, pero no necesariamente indisoluble, exige que las partes comprometidas se calmen, escuchen los puntos de vista, comprendan lo que el otro quiere decir, sin interferencias de suposiciones o prejuicios. De esta forma se podrá razonar con mayor claridad y objetividad.
Nos han enseñado a temer a los conflictos, a verlos como sinónimo de disfuncionalidad y patología, cuando es una situación esperada en el entramado de relaciones humanas.
Enfrentarlos, discutirlos, expresarlos, pedir información, solicitar claridad en la explicación, sentirse en la libertad de preguntar, expresar a la otra persona el interés de solucionarlo, se constituyen en facilitadores de solución de conflictos.
Si usted invita a la persona a manejarlo de esta forma y se resiste, busque usted sus propias alternativas, elija la que considere más probable para enfrentar la situación. Si esa no le resulta, pruebe con otra de su abanico de posibilidades.
Las alternativas existen, piense en ellas, pónganlas en práctica y notará un cambio importante en su actitud ante los conflictos.
No se desgaste, actúe y espere resultados. Es importante que reconozca que tiene en sus manos el poder de decidir y actuar para no entrar en conflicto, o por lo menos, no quedarse atrapada en ellos.
Un nuevo conflicto puede ser la oportunidad para intentarlo con las nuevas estrategias.

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