Consultorio de Familia

Consultorio de Familia

Soraya Lara de Mármol

Pregunta de la lectora:

Tengo 30 años. Vivo junto a mis padres. Pelean mucho. Esté en casa o no, me involucran. Tengo que interceder para que no se agredan físicamente. Estoy desesperada. No quiero llegar a casa. A veces no la atiendo sus llamadas telefónicas, es una situación insoportable. Hay momentos en los que creo que voy a enloquecer. ¿Qué puedo hacer para que no me involucren?

Respuesta de la terapeuta:

Los terapeutas familiares identificamos la condición en la que los hijos se encuentran atrapados en los conflictos conyugales como hijos triangulizados.

Es un recurso emocional inconsciente que usan los padres cuando los conflictos son crónicos, la reactividad emocional aumenta y carecen de habilidades para enfrentarlos.

Toda la tensión es descargada sobre el hijo y ellos se alivian. El triangulizado siente el malestar emocional transmitido, se desespera, hace esfuerzos extraordinarios para calmar a ambos padres o a uno de ellos. Cree que va a cambiar la situación, no se da cuenta de que sus acciones solo reducen la tensión.

Si el hijo toma partido por uno de los padres, el otro considera que está en su contra, por lo que situación se hace más compleja y las posibilidades de solucionar los problemas disminuyen.

De esta forma se crea un ciclo inefectivo, tenso y confuso.

Los roles conyugales y parentales son confusos, no hay claridad entre ambos subsistemas familiares, no se reconocen las diferentes funciones, a pesar de que son las mismas personas.

No saben separar los conflictos y las tensiones de la pareja de sus funciones parentales protectoras.

Los padres están en el deber y la responsabilidad de no involucrar a sus hijos en los problemas y, mucho menos, si el fin no es resolverlos, u ofrecerles la información de que están enfrentando un problema, que lo resolverán como adultos y que no tienen que ver con él.

En su caso, que ha reconocido el estrés familiar y la forma en que le afecta, está en el deber de asumir distancia del problema.

Cada vez que le inviten a tomar partido, a opinar o cuando la llamada es solamente con el fin de informarle lo que ocurre, contéstele: “Lo siento mucho, los amo, pero es un problema que ustedes como pareja tendrán que asumir y resolver”.

No es fácil cuando la tensión es alta, pero sí es posible.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas