Pregunta del lector: He estado casado con mi pareja durante 40 años. Noté que el día de los enamorados ella no mostró el mismo entusiasmo de antes. Ya no me hace regalos o estos parecen como si fueran para salir del paso. ¿Será que no está enamorada de mí?

Respuesta de la terapeuta: El capitalismo induce a las personas al consumo, a las compras compulsivas a través de campañas publicitarias por todas los medios de comunicación y redes sociales, con el agravante manipulativo de las emociones.

Quien no se suma, está en defecto, según la estrategia mercadológica. Una gran mayoría se deja seducir por la manipulación encubierta, y quien no se deja arrastrar, podría sentir culpa cuando se le reclama el por qué no lo hizo cuando otros lo hacen.

La complejidad psicológica y emocional va más allá del comercio asociado al amor y el desamor. Una treta mercadológica sería: “Si me amas me regalas el día de los enamorados, si no lo haces, no te importo, no estás enamorada”.

El amor no se sustenta en regalos, aunque estos gusten y aporten a la alegría, se fundamenta en el mérito acumulado y la percepción positiva, agradable y de gratitud que se tenga por la otra persona.

Helen Fisher habla del amor romántico en las parejas que han permanecido juntas por muchos años. Este amor va más allá de la sexualidad y del instinto sexual; y mucho más allá de las componendas del mercado.

Asociar la felicidad de la pareja a regalos u otros detalles superfluos genera desaliento. Consumo compulsivo, felicidad y pareja no son el norte.

La inteligencia emocional de la pareja dirige el foco de atención a los detalles del día a día, a la calma de la convivencia, la alegría de celebrar al otro ser distinto pero que me agrada, a aquel a quien elegí para compartir la vida.

Si a las complejidades inconscientes de la relación amorosa se les suman las estrategias mercadológicas de un amor mercantil, pareja-objeto, tendremos muchas parejas infelices.