CONSULTORIO DE FAMILIA. La adolescencia de mi hijo

CONSULTORIO DE FAMILIA. La adolescencia de mi hijo

Soraya Lara de Mármol

Pregunta de la lectora: Me he dado cuenta lo difícil que ha sido para mí enfrentar la adolescencia de mi hijo. Comunicarnos se me ha hecho casi imposible. Por una parte quiere tener la libertad de una persona adulta y por otra mostrarse irresponsable cuando se le pide que colabore en la casa. Nos habla como si fuera el papá de nosotros. ¿Estamos a tiempo para que esto cambie?

Respuesta de la terapeuta: Solo si usted cree que no hay nada que hacer, nada ocurrirá. Mantener una actitud positiva hacia el cambio puede ser de mucho valor para que ocurra lo que usted espera. Nunca abandone la esperanza de la posibilidad de cambio.

La adolescencia es una etapa de transición en la que los hijos aun no tienen las herramientas y destrezas suficientes para enfrentarse a sí mismos y tener autocontrol. Es un proceso de crecimiento en el que usted y el padre pueden contribuir en el desarrollo de habilidades para enfrentar esta etapa y las situaciones sociales y familiares que se le presentan. Le enseñarán a manejarse con ustedes, no como niño ni adulto, sino como adolescente.

Revise cómo ha estado aplicando las normas, los límites y los hábitos cotidianos. El comportamiento de su hijo es parte del resultado de la interacción familiar, la cultura, la influencia de los amigos y de los medios de comunicación, incluyendo las redes sociales.

Los hijos aprenden que en casa hay normas que hay que cumplir y hábitos y rutinas que forman parte de la idiosincrasia de la familia. Pero estas no se generan solas, son el resultado de los intercambios entre los padres y los hijos.

Le sugiero escucharse para que pueda darse cuenta de cómo se expresa cuando le da una instrucción o le solicita algo a su hijo. ¿Cómo es su tono? ¿Qué palabras usa? ¿Da instrucciones lesionando su autoestima? ¿Cómo reacciona cuando su hijo no se comporta como esperaba? ¿Lo insulta o lo ataca? ¿Le hace saber que se siente impotente y triste?

Revise las respuestas a estas interrogantes y otras que se pueda hacer. Fíjese en lo que hace uno y el otro. Es probable que se dé cuenta de qué tiene que cambiar para ser más efectiva. Cuando los hijos no responden a la autoridad parental, es muy probable que esta no haya sido delineada con la claridad y la firmeza suficiente para que se le reconozca.

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