CONSULTORIO DE NUTRICIÓN

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P: ¿Cuáles son las principales funciones de la vitamina D y cómo podemos obtenerla?
R: La vitamina D es una vitamina liposoluble presente de forma natural en pocos alimentos como el hígado de algunos pescados grasos y sus aceites y, en menor cantidad, en la mantequilla y yema de huevo; aunque solo el 10% de la vitamina D del organismo proviene de la alimentación.
Su principal fuente lo constituye su síntesis por acción de los rayos ultravioleta del sol sobre el colesterol de la piel. ¡Una exposición solar por 15-30 minutos, 2-4 veces a la semana, es suficiente para mantener los niveles adecuados de vitamina D! La formación de vitamina D se ve afectada por el color negro de la piel, la grasa acumulada debajo la piel (obesidad), la contaminación ambiental (smog) y edificaciones muy altas.
Esta vitamina se encuentra en dos formas naturales: ergocalciferol (vitamina D2) de origen vegetal, y colecalciferol (vitamina D3) de origen animal; las cuales pueden obtenerse de manera sintética.
Independientemente de su origen (natural o sintético), la vitamina D tiene una actividad biológica débil en su forma inicial, por lo cual necesita convertirse en su forma más activa o calcitriol, en el hígado y en el riñón.
Los pacientes con insuficiencia hepática o renal tienen deficiencia de vitamina D, mayor riesgo de osteoporosis y raquitismo, ya que esta vitamina interviene en la absorción intestinal de calcio, hierro, magnesio, fósforo y zinc. La deficiencia de vitamina D es una epidemia mundial, afectando a personas con alergia a los lácteos, vegetarianos estrictos y a quienes tienen una exposición limitada al sol (niños pequeños y envejecientes).
La vitamina D, más que una vitamina es una hormona, ya que regula muchas funciones celulares; y sus receptores se localizan en un sinnúmero de células del organismo, controlando el 3% del genoma humano.
Su deficiencia se ha relacionado con diversas enfermedades: diabetes mellitus tipo 1 y 2, cáncer de colon y otros cánceres, enfermedad inflamatoria intestinal, esclerosis múltiple, enfermedades infecciosas, hipertensión, enfermedad coronaria, derrame cerebral, Parkinson, Alzheimer, esquizofrenia, epilepsia, depresión, gripe y resfriado común. Sin embargo, no existen evidencias científicas suficientes que justifiquen el uso de suplementos de vitamina D para prevenir estas enfermedades; por lo cual, se necesitan nuevos estudios.

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