CONSULTORIO ECOLÓGICO

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P. Profesor, crece en forma alarmante el número de pescadores con trasmallos en el Santuario Marino del Sureste ¿qué está haciendo el Ministerio de Medio Ambiente para contrarrestar el daño irreparable de la pesca ilegal, irresponsable y criminal en esta área protegida?
R. La gran debilidad del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, bajo cuya responsabilidad está la rectoría de las Áreas Protegidas de la República Dominicana, no proviene del desconocimiento de la autoridad que le otorga la Ley Ambiental Dominicana N° 64–00, ni siquiera de la falta de mandatos específicos para el cuidado de las unidades de conservación en la Ley Sectorial sobre Áreas Protegidas N° 202 – 04, sino de la falta de acción ante el delito claramente ilustrado por las organizaciones comunitarias y no gubernamentales que velan y trabajan a favor de la conservación de los espacios protegidos.
Hace varios años que la Fundación Dominicana para el Estudio de los Recursos Marinos, el Centro de Investigaciones Marinas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y Centros de Estudios de prestigiosas universidades extranjeras que mantienen un alto nivel de colaboración para conservación de los ecosistemas costeros y marinos del país, vienen denunciando el daño creciente y abusivo que algunas artes de pesca causan a las comunidades de arrecifes de coral, principalmente con trasmallos en el entorno del Parque Nacional Cotubanamá y dentro del Santuario Marino del Sureste.
La pesca con trasmallos está prohibida en el país desde hace varios años, por los daños graves a todos los niveles que le hacen a la integridad de los ecosistemas marinos y a los juveniles de peces y crustáceos. Es decir, el ilícito alcanza a los ambientes utilizados como áreas de pesca, sobre todo a la biodiversidad costera y a las poblaciones de peces, cangrejos, langostas y lambíes entre otras especies marinas con gran demanda en los establecimientos turísticos de Bayahíbe, todo el litoral oriental del país y la capital dominicana.
En estos momentos el número de pescadores sigue aumentando y atacando ferozmente los arrecifes del Canal de Catuano, entre Saona – Isla Catalinita – Bahía de las Calderas, ambientes excluidos de la práctica turística, pero violentados inmisericordemente por los desaprensivos, nos informa la Directora de CECOMAR.
Como testigo de excepción, yo también me uno al llamado de Rita Sellares e Idelisa Bonnelly ante Medio Ambiente y CODOPESCA, para que detengan este desastre ecológico, antes de que sea demasiado tarde.

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