P. Profesor, ahora que mayo ha vuelto a ser el mayo de lluvias históricas, el Presidente va a San Juan a pedir que se conserve el agua, a cuidar cada gotita, a evitar que se pierda o vaya a parar al mar antes de ser aprovechada ¿le encuentra usted sentido a esta inquietud?
R. No solo le veo sentido, sino trascendencia, porque este pedido de la máxima autoridad de la nación es cónsono con la solicitud, con el llamado, con la preocupación que tiene el principal organismos con que cuenta la humanidad para ocuparse de la seguridad en su sentido más amplio, de la problemática que pueda trabar el porvenir y, lo más importante, malograr el desarrollo al que aspiran todos los países mundo: las Naciones Unidas.

Ese es el llamado del artículo N° 6 de la “Agenda del Desarrollo Sostenible 15 – 30 de Naciones Unidas” que ha venido a sustituir los pasados “Objetivos del Milenio de Naciones Unidas 2000 – 2015”, que acaban de concluir.

El llamado específico de este organismo mundial a todas las naciones que hacen comunidad en su seno y que como Estado miembro, invita y compromete a la República Dominicana es: “garantizar la disponibilidad de agua, su gestión sostenible y saneamiento para todos”.

El llamado a la reflexión de Naciones Unidas al mundo y el nuestro como nación a los agricultores de una de las principales provincias agrícolas del país (la agricultura por si sola utiliza más agua que el consumo humano, la industria y el turismo juntos, aquí e internacionalmente), es oportuno y urgente, por la crisis mundial del agua a que está llevando los cambios globales del clima al planeta.

Mal haríamos los dominicanos con envalentarnos con estas lluvias y olvidarnos de la crisis del agua que acaba de sufrir Constanza, Tireo, Jarabacoa, Padre Las Casas y Guayabal. Es cierto, está lloviendo en casi todo el territorio nacional, pero hasta hace poco, en Peravia, los agricultores pegaban el grito al cielo y lo propio hacían los productores de la Plena de Azua, Línea Noroeste y Bajo Yaque del Sur por la escasez y la falta total de agua para irrigar sus cultivos.
La del Presidente de la República es la respuesta natural y lógica a este compromiso que tiene el país ante la comunidad internacional y, sobre todo, con cada dominicano, con nuestras familias, con nuestros hijos y su porvenir.