CONSULTORIO ECOLÓGICO

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P. Profesor, con el traslado de los moradores de la Barquita hacia su nuevo espacio, ¿qué se hará con los terrenos liberados?
R. Acondicionarlos y devolverle su estatus legal de “Parque Ecológico del Cachón de la Rubia”, según lo establece el Decreto N° 207-02 que lo designa dentro de los dominios del Cinturón Verde de Santo Domingo, el cual ocupa toda la superficie del Río Ozama comprendida entre los puentes Ozama (entre Cancino y Sabana Perdida) y La Barquita (entre Los Mina Norte y Sabana Perdida), más el nacimiento de los manantiales entre Viet Nam y Lucerna y que honran la memoria de la hija (La Rubia) del antiguo dueño de esta hacienda en tiempos pretéritos.

La “justicia social”, que yo aprecio, ha hecho el Gobierno Dominicano al devolverle la dignidad que como seres humanos merecen los reasentados moradores de la Nueva Barquita, independientemente de la valoración positiva que hace la sociedad y en particular, la televisión y medios radiales y escritos, esta acción oficial tiene el mérito de rescatar aquellos espacios del Cinturón Verde de Santo Domingo creados con el Decreto 183-93, que cubren y protegen todas las fuentes de agua que llegan o se originan en el ámbito periurbano de la capital dominicana.

Tenemos los dedos cruzados para que con la euforia colectiva creada por esta acción Gobierno – Sector Privado, se proceda de igual manera con los demás espacios del Cinturón Verde en las márgenes del Ozama y el Isabela, que actualmente están secuestrados por la inmundicia y la arrabalización, con asentamientos humanos de “alto riesgo”, pues no sabemos cuándo aparecerá otra tormenta tropical “Olga” o ciclón “George”, que arrastre toda su contaminación y, lo que sí es grave, a todos los seres humanos que se encuentran ocupando tales espacios.
Es decir, el reto que tiene la Comisión Especial para el Rescate y Saneamiento de los ríos Ozama e Isabela recién creada, es considerable, porque se ha permitido que los territorios que son dominios del curso de estas fuentes fluviales sean ocupados por personas, y como los ríos no pueden salirse de su curso, cada vez que hagan una avenida, barren con todo obstáculo que intente impedir su paso.
Además, con el rescate Ozama – Isabela, no solo se le devuelve el esplendor natural que desde siempre han exhibido, si no que se revindica la memoria histórica de la primera capital de Las Américas.

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