Consultorio Ecológico

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Eleuterio Martínez

P. Profesor, JakeKheel en su documental “Muerte por Mil Cortes” advierte a la República Dominicana de que; “corte a corte, poco a poco, se puede llegar a un punto de degradación igual al de Haití” ¿no le parece una exageración?

R. Es una realidad que jamás quisiéramos ver, pero cada día la tenemos más cerca. Todo aquel que tuvo la oportunidad de ver esta producción fílmica sobre la problemática del carbón que se vive en la frontera domínico-haitiana, probablemente ha quedado convencido de que nuestras riquezas forestales se están convirtiendo paulatinamente en cenizas.
Más que una película, Muerte por Mil Cortes es un verdadero testamento ampliamente documentado y minuciosamente trabajado, sobre un mal que teníamos nociones, pero que nadie estaba consciente de su magnitud o del nivel de gravedad que está alcanzando.
A los dominicanos debe llamarnos poderosamente la atención el hecho de que sea un extranjero quien viene al país a realizar su tesis académica y se sensibiliza hasta el punto de adentrarse en el conocimiento de esta problemática, hasta mostrarnos una verdad que tenemos ante nuestras narices, pero que no la conocíamos a profundidad.
El protagonista de esta obra lo fue un guardaparque de la Sierra de Baoruco que en el cumplimiento de su deber, recibió la muerte por parte de uno de los beneficiarios directos de esta actividad que cruzaba la frontera, tal como lo hacen decenas de sus compatriotas para fabricar carbón en los bosques dominicanos y de esta manera, adquirir los recursos que les permitan asegurar su supervivencia.
Este hecho revela otra realidad que pasa inadvertida muchas veces por las autoridades del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales: el peligro que afronta el personal responsable de la protección de los bosques y las áreas protegidas que garantizan la producción de agua, el funcionamiento de nuestras presas y el suministro de agua potable a los acueductos que abastecen a pueblos y ciudades.
¿Quién se atreve a realizar las labores de El Pinto por ejemplo, entre cientos de casos más; un guardaparque que durante 15 días seguidos, se encarama en lo Alto de Pajón Blanco, con la compañía de Jilgueros y el murmullo del viento al rozar los pinos, para diariamente subir a la torre de observación, que le permita advertir a tiempo, cualquier peligro que amenace los bosques del Parque Nacional Valle Nuevo?
Forestales y Guardaparques son verdaderos héroes anónimos que cuidan nuestro porvenir.

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