Consultorio Ecológico

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Eleuterio Martínez

P. Profesor, desde el paso del ciclón María, el mar amenaza con invadir a Las Terrenas, destruyendo las calles que conducen a Cosón. ¿Se puede interpretar este fenómeno como un comportamiento propio de la naturaleza?

R. Sí, es cierto, ese es un comportamiento propio de la naturaleza y su dinámica costera, pero no es el mar que intenta invadir a la ciudad, sino todo lo contrario, es la ciudad de Las Terrenas que está penetrando a los dominios propios del Océano Atlántico.
Sucede que la naturaleza literalmente no crece y si lo hace, es de manera muy discreta o muy lenta, pero socialmente hablando, la ciudad sí crece, pues se trata de dinámicas distintas o comportamientos de conveniencias en un caso (Ser humano) y de leyes en el otro (la Naturaleza).
Si en este municipio de Samaná no se respetaron los 100 metros de separación entre cualquier obra física de los límites naturales del litoral (60 metros según la Ley 305-68), pues es lógico que la naturaleza intente una y mil veces, quitar cualquier elemento ajeno a su esencia.
¡Qué fueron ingenieros civiles quienes construyeron esta calle!, es cierto y a lo mejor, muy competentes y con mucha experiencia; pero erraron al no observar su proximidad a la costa. Aunque tengamos una excelente formación académica, somos analfabetos funcionales ambientalmente hablando.
María e Irma, su hermana mayor, fueron ciclones muy violentos, que arruinaron muchas de las infraestructuras de otras islas caribeñas, hasta el punto de devastar totalmente a Dominica y Puerto Rico, e incluso partes de las ciudades de La Habana y La Florida. Algunas de estas islas y urbes quedaron tan maltratadas que compararse con un bombardeo como los ocurridos en la II Guerra Mundial, no sería ninguna exageración.
A la República Dominicana, como por encanto, no le pasó nada comparativamente hablando, pues solamente en Miches el río Yeguada arrasó buena parte de esta ciudad y en Las Terrenas y muy especialmente en Nagua, donde destruyó toda construcción establecida en el litoral (malecón).
Algo parecido pasó en el Monumento Natural Ría Maimón en Uvero Alto, Río San Juan y hasta el litoral de Puerto Plata. Tanto el río como el mar, siempre vuelven por lo suyo y si encontró una propiedad en sus dominios, sepa el dueño que la va a perder.
“Debemos que ser más educados en nuestro trato con la Naturaleza, de lo contrario, tendremos que acogernos a las consecuencias”.

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