CONSULTORIO ECOLÓGICO. Ley de Ordenamiento Territorial

CONSULTORIO ECOLÓGICO. Ley de Ordenamiento Territorial

Eleuterio Martínez

P. Profesor, la Ley de Ordenamiento Territorial es un mandato constitucional y el propio Presidente de la República observó la ley de Loma Miranda Parque Nacional hasta tanto el país cuente con la misma, entonces ¿por qué todavía no se ha comenzado su elaboración?

R. Una ley de ordenamiento del territorio es un imperativo nacional que cada día toma más fuerza y se erige como la acción más sensata que el Estado dominicano debe adoptar en este momento histórico que vive la nación.

Cada día somos más dominicanos y extranjeros los que demandamos más y mejor calidad de alimentos, pero el territorio para producirlos no crece, sigue siendo el mismo, con el agravante de que su capacidad productiva decrece a con el tiempo.

Somos un territorio insular y tenemos que producir todo lo que necesitamos consumir, si queremos tener seguridad y soberanía alimentaria; por lo tanto, estamos obligados a cuidar cada pulgada de tierra con capacidad para producir comida.

Cada día surge la necesidad de producir más y mayor variedad de productos del campo exportables para aumentar la entrada de divisas y para ello es necesario utilizar inteligentemente los suelos más productivos del territorio nacional.

La anarquía en el uso del espacio físico del país no favorece a nadie ni conduce a buen camino. Es un insulto a la racionalidad que cientos y miles de tareas de los mejores suelos del mundo para la producción de alimentos, todos los días del año, estén siendo sepultados bajo el asfalto y el cemento en todo el Cibao y valles agrícolas del país.

Moca no puede seguir creciendo horizontalmente, a Tenares hay que prohibirlo y aunque resulte impensable, La Vega hay que confinarla. Es una imprudencia y una falta de responsabilidad que las autoridades municipales y nacionales permitan que San Francisco de Macorís continúe levantando urbanizaciones sobre suelos de oro para la agricultura.

Es decir, la Constitución de la República se sustenta en la realidad que como nación le asiste, envuelve y enmarca este pedazo de territorio que Duarte bautizó como República Dominicana, cuando ordena la elaboración de una ley de ordenamiento territorial. Pero no basta su pertinencia, ni que todo el mundo esté de acuerdo, si falta la voluntad política. Mientras el Presidente de la República no disponga y se ponga al frente, la ley de ordenamiento territorial será una quimera…, un sueño.

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