CONSULTORIO ECOLÓGICO. Métodos para controlar erosión

CONSULTORIO ECOLÓGICO. Métodos para controlar erosión

Eleuterio Martínez

P. Profesor, como le he comentado, hay métodos efectivos para detener, controlar y casi hasta evitar la erosión en la minería a cielo abierto ¿por qué no propone el método hidroseeding que ya se ha experimentado en el país con excelentes resultados?

R. Es cierto, el método hidroseeding consiste en preparar una mezcla de semillas de hierbas comunes superabundantes en nuestros campos, como yerba guinea, pangola, elefante…, con aserrín de madera, desechos de factorías de arroz o despulpadoras que a veces se queman o se pierden o se botan como basuras, pero que resultan sumamente valiosas si se le aplica un poco de abono y agua.

Si esta mezcla de semillas con aserrín y abono se distribuye sobre la superficie de taludes, cortes de tierra o bancos, con una mínima preparación, las hierbas nacen y cubren totalmente el suelo que luce descubierto, expuesto a la erosión, no solo por la minería, sino en los bordes de carreteras, muros de presas y cualquier otra infraestructura civil que requiera grandes remociones de tierra.

Tan pronto crece la hierba, los arbustos vienen solos o por las semillas que traen las aves y a veces, uno mismo puede ayudar con la siembra de árboles posteriormente o cualquier planta que crece de manera silvestre (guayaba, juan primero, piñón cubano, corazón de paloma, moringa y tantas especies que crecen fácilmente).

Así las empresas mineras se quitarían de encima la crítica bien merecida de crear desiertos y cráteres lunares como acostumbran a dejar en los frentes de mina y bancos de explotación, cuando terminan el minado.

Todo eso es muy cierto porque yo mismo lo he palpado y hasta he participado en sistemas parecidos que utilizan los italianos para recuperar los suelos desnudos en avenidas y carreteras, en campos y ciudades, siempre con excelentes resultados; pero lamentablemente, las mineras dominicanas no quieren invertir en la reparación del pasivo ambiental que crean.

Estos sistemas de reclamación de suelos y restauración ecosistémica requieren de mucho laboreo al principio y por lo tanto, requieren mucha mano de obra, y como estas empresas no tienen a nadie que le supervise y les requiera reparar los daños creados, prefieren abandonar los campos explotados. Días llegarán en que ninguna megaminera podrá dejar irresponsablemente sus huellas imborrables que como la lepra, hoy matizan la Sierra de Yamasá y muchas montañas dominicanas.

 

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