P. Profesor, habrá que analizar nuevamente los registros y las estadísticas, pero la situación de la sequía que está experimentando el complejo de presas Tavera – Bao – López Angostura parece no tener precedentes ¿Qué está pasando con la Cuenca Yaque?

R. Si el Yaque del Norte y por simple correlación, el Yaque del Sur entran en peligro, todo el país estará igualmente amenazado. Comparto plenamente la preocupación que tienen los especialistas y la sociedad cibaeña, por el descenso a niveles críticos y demasiadamente prolongados de la presa de Tavera, sustento del segundo acueducto más importante del país y que apaga la sed de más de un millón de dominicanos en Santiago, Licey, Moca y 16 comunidades periféricas más.

Se comprende que la nación dominicana tiene muchas urgencias y casos que atender o que resultan impostergables, pero las cuencas hidrográficas deben tener un espacio en el Presupuesto Nacional. El piropo a la excelencia de nuestros bosques y al aumento en la cobertura forestal está muy bonito, pero lamentablemente, el traje que exhiben nuestras montañas está muy corroído y aunque con la intención queramos verlo nuevo, lo cierto es que son harapos los que exhiben las faldas del Alto Yaque y la Cuenca Media del Bao.

La grandeza de un hombre se mide por su bondad y el respeto que le dispensa a la mujer y es precisamente esa la condición que deben mostrar nuestras flamantes autoridades que encarnan el poder de decidir el qué y el cómo ¿? ante nuestra Madre de las Aguas: la cordillera Central.

Pero más que amor y respeto, Jarabacoa, Juncalito, Guanajuma, Jamamú, Las Placetas y Mata Grande, lo que requieren es que se le baje la presión de los planes de manejo, de los aserraderos, de los cortes furtivos y hasta de la ganadería que día a día merman su condición de verde y poco a poco menguan su cobertura forestal. Sin una alfombra verde tendida en el lomo de las montañas, por más estudios y ensayos que quieran convencer a la ciudadanía de que no es cierto lo que está viendo y de que las cosas andan bien, la realidad nos estará golpeando en la cara y el rostro de la presa de Tavera es elocuente por sí misma.

Tavera debe ser el parámetro para medir la efectividad de la política forestal dominicana.

¡No basta el discurso…, el momento requiere de más acciones!