CONSULTORIO ECOLÓGICO

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Especialista en recursos naturales
P. Profesor,  entre los temas centrales de la Declaración Final de Río + 20 está el tema de la Seguridad Alimentaria y yo le pregunto, ¿es que ahora los ambientalistas se van a meter a agricultores?

R. Conviene aclarar que la Cumbre para el Desarrollo Sostenible, como se le llamó a Río + 20, tenía que ocuparse de los temas centrales para llegar a un punto de convergencia de aquí al 2016, cuando la humanidad conocerá el documento definitivo sobre el Desarrollo Sostenible, que hasta ahora no pasa de ser un concepto que nadie conoce la mejor forma de aterrizarlo o llevarlo al campo práctico.

Lo que se saca en blanco y negro de la Cumbre Río + 20 es que la humanidad tiene que tener una meta a alcanzar para revertir este desarrollo insostenible que ha venido practicando desde que comenzó la civilización, poco después de la Edad Media.

De allá para acá el mundo y las ciencias han progresado enormemente y muestra de ello son los niveles alcanzados en el desarrollo tecnológico, los avances en las relaciones y la comunicación en todos los idiomas y culturas; es decir, el hombre ha aprendido a relacionarse perfectamente con el hombre; pero no así con la naturaleza y ese es punto oscuro o el hoyo negro y a la vez, la barrera que separa al Ser humano de su entorno natural.

En Río se acordó que la humanidad tiene una meta común: alcanzar el «desarrollo sostenible», la vía para lograrlo debe ser la «economía verde», con prácticas productivas amigables con el ambiente, baja en carbono (cada vez menos combustibles fósiles y más energías alternativas), desacelerar el consumismo patológico que vive el mundo y asumir la sostenibilidad como un principio de vida.

Finalmente, todas las naciones deben trabajar tres ejes principales de cara al 2016: a) Luchar contra el hambre y la pobreza; b) Proteger la biodiversidad, los bosques y los océanos, y  c) Promover una agricultura y formas de energía sostenibles.

El tema de la seguridad alimentaria, la autosuficiencia y el no uso de los suelos agrícolas para urbanizaciones y proyectos de infraestructuras, cobra más fuerza en países como los nuestros que son islas de reducida extensión. El Plan Nacional de Ordenamiento Territorial tiene que ser un tema obligatorio que el Estado debe asumir con toda la responsabilidad, autoridad y consecuencias para acabar con el caos creado.

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