CONSULTORIO ECOLÓGICO

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Especialista en recursos naturales
P. ¿Cuáles fueron las causas por las cuales no se pudo construir la Carretera Cibao – Sur el siglo pasado?

R. Se podrían exponer múltiples factores, pero no la falta de recursos o voluntad política, porque precisamente, eso era lo que más existía; sin embargo, hubo una respuesta de rechazo contundente por parte de la sociedad dominicana, aún cuando el nivel de conciencia ecológica era muy incipiente en el país. Hoy el escenario es completamente distinto y aunque nuevamente se ponga en el tapete, no importa el sector de donde venga, la respuesta tiene que ser más meridiana.

Según los reportes de prensa de estos días, en el Congreso Nacional (primer Poder del Estado), específicamente en el Senado de la República, se aprobó casi a unanimidad una resolución que declara de “Prioridad Nacional la Construcción de la Carretera Cibao – Sur”.  A lo mejor desconocen nuestros legisladores del presente que tres décadas atrás, igual medida, pero con mayor fuerza, se impulsó desde otra instancia del Estado Dominicano, el Poder Ejecutivo (Segundo Poder del Estado, pero el que encarna la virtud de traducir a realidad los grandes proyectos).  Aquella vez no se trataba de una “Resolución del Senado”, sino de una voluntad expresa del Primer Jefe del Estado, el Presidente de la República.

Don Antonio Guzmán, quien proclamó una y otra vez, desde que asumió el Poder en 1978, que la Carretera Cibao – Sur sería la “Obra Cumbre de su Gobierno” y nunca vaciló en poner todo su empeño para que así fuera.

Don Antonio trajo al país al famoso arquitecto e ingeniero brasileño Fernándo Segadas Vianna, un especialista en vialidad que venía con la experiencia vivida en el Brasil en el Gobierno de los Medicis, quien impulsó en la década de los 60 el proyecto más lesivo concebido por la mente humana contra la naturaleza y la vida del planeta: la construcción de la carretera Transamazónica, con 7,000 kilómetros de largo y atravesando el principal pulmón de la Tierra.

Por este hecho, hace algunos años, el Banco Mundial pidió perdón a la humanidad por haber financiado tal despropósito. Segadas Vianna encabezó conferencias, talleres y debates en la PCMM de Santiago, en la UNPHU – Santo Domingo y en la UCE – San Pedro de Macorís y en todo lugar tuvo el rechazo como respuesta. Desde entonces, el movimiento ambientalista dominicano ha librado mil batallas y esta vez, no cabe dudas de que estará nuevamente de pie.

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