CONSULTORIO ECOLÓGICO

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Especialista en recursos naturales
P. Las secretarías de Medio Ambiente y Obras Públicas, junto con el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos anunciaron que iban a canalizar los ríos para evitar que éstos sigan socavando los aproches de los puentes en las principales carreteras del país. ¿Cree usted que con tal medida se resuelve el problema de los desbordamientos de los ríos y las catastróficas inundaciones que últimamente han estado acompañando las tormentas y ciclones que han azotado el país?

R. Claro que no. En primer lugar debemos entender que cuando un río pierde sus bosques de galería o vegetación ribereña, por lo general se hace ingobernable, pues son los árboles y su sistema de enraizamiento quienes canalizan estos cuerpos de aguas fluviales o más bien, los obligan a mantenerse dentro de su cauce histórico, el mismo que pacientemente le diseñó la naturaleza, durante muchos miles o millones de años, hasta darle la dimensión media que le permita conducir el flujo promedio de sus escorrentías.

Estamos de acuerdo en que, por conveniencias humanas y evitar pérdidas de bienes y vidas, habrá que canalizar muchos de nuestros ríos que se encuentran totalmente sedimentados a causa de la combinación fatal de dos factores: la deforestación que paulatinamente va borrando la cobertura forestal de las cumbres montañosas del país y la erosión que aparece como por encanto cuando el suelo se ve suelto o desprovisto de su principal sistema de sustentación, la rizosfera o sistema radicular forestal.

Las cuencas hídricas del país están desnudas. No pueden captar y almacenar en los lagos subterráneos el agua que les llega con las lluvias y por lo tanto, la sedimentación y las inundaciones seguirán causando estragos y desgracias. Creemos que las lecciones que nos han dado Noel, Olga, Ike, Hanna y demás fenómenos atmosféricos, deben servirnos para entender la dinámica de la naturaleza y respetar los espacios ribereños, pues no hay forma de evitar que los ríos cambien de curso en su eterno viaje hacia el mar y todo el que se le interponga, tiene que atenerse a las consecuencias.

Somos una isla muy accidentada y si no pensamos seriamente en reforestar y recomponer la cubierta boscosa, tendremos que conformarnos lamentándonos cada vez que haga acto de presencia un fenómeno atmosférico de igual naturaleza. Es decir, paralelo a la canalización de los ríos es necesario comenzar a construir el bosque de galería o setos arbolados a todo lo largo de las márgenes ribereñas.

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