CONSULTORIO ECOLÓGICO

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Especialista en recursos naturales
P. Profesor, ¿podría explicarnos en qué consiste la amenaza del Pez León, pues hasta donde tenemos entendido, en el mar no hay especies invasoras, sino en tierra?

R. Comencemos aclarando el caso de las especies invasoras. Toda especie de planta o animal que llegue a un espacio determinado ajeno a su origen o morada y logre reproducirse libremente y sin control, se  considera invasora porque tiende a desplazar a las especies propias del ambiente que está colonizando.

En tierra se habla con mayor frecuencia y propiedad de especies invasoras, porque se trata de ambientes discretos o donde cualquier fenómeno anormal, se puede observar con mayor facilidad, pero también en el mar hay biomas, zonas biogeográficas y ambientes donde las especies también establecen sus dominios o territorios.

De manera que tanto en tierra como en el mar, hay especies que invaden ambientes fuera de sus dominios territoriales originales o tradicionales y en este caso, cuando no tienen otras especies que controlen su crecimiento o reproducción, se convierten automáticamente en “invasoras”.

El Pez León es propio del Océano Pacífico, el cuerpo de agua más grande del mundo, superior incluso a la superficie que ocupan todos los continentes juntos. Los especialistas dicen que esta especie, al ser muy vistosa y utilizarse como ornamental en los acuarios residenciales o comerciales, fue llevada a Miami y desde allí escapó llegando al Golfo de México, quien comparte sus aguas con el Mar Caribe.

La adaptación y la velocidad de reproducción de esta especie ha sido tan extraordinaria que en cuestión de dos o tres años, ya ha cubierto todo el Mar Caribe y buena parte del Océano Atlántico, al carecer de sus depredadores naturales como ocurre en el Pacífico.

El problema del Pez León es que se ha convertido en un depredador muy agresivo, pues come de todo y en particular, los juveniles de los peces más utilizados en las pesquerías, amenazando esta industria tan floreciente en esta parte del mundo, poniendo en riesgo, incluso, la industria turística nacional.

Eso quiere decir que toda especie que se traslade de su ambiente natural a otro que no es el suyo, tiene que mantenerse confinada y bajo estricto control para que no escape y sea capaz de poner en peligro a las especies naturales de los nuevos ambientes colonice, muchas de ellas, con gran valor económico como las que sustentan la pesca en el Caribe.

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