El proceso convencional perredeísta que se celebra hoy, más que expectativas sobre quién ganará la presidencia del PRD, ha generado incertidumbre sobre el futuro de esa organización política, que tras 75 años de su fundación se apresta a una cuarta división, todas ellas producto de luchas intestinas.
El partido, que con el objetivo de acelerar la caída de la tiranía de Trujillo y luchar por un mejor porvenir democrático para la República Dominicana, fundaron en 1939, en Cuba, Juan Bosch y otros importantes dominicanos que lucharon contra ese régimen, se dividió en 1973, por diferencias entre el propio Bosch y José Francisco Peña Gómez, y dio origen al Partido de la Liberación Dominicana (PLD), hoy en el poder.
La segunda ruptura del partido del “jacho” se produjo en la década 1980, por similares circunstancias, esta vez entre Peña Gómez y Jacobo Majluta, quien decidió abandonar la organización y formar el Partido Revolucionario Independiente (PRI).
Los aprestos reeleccionistas del expresidente Hipólito Mejia en el año 2004 reavivaron los pugnas internas en el PRD y provocaron la salida de Hatuey Decamps, quien en el 2005 formó el Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD), el tercer desprendimiento del partido blanco. En la actualidad, producto de las trasnochadas luchas internas, ahora entre Mejía y Miguel Vargas, el PRD hace nuevamente “agua”, una facción se separa y ya gestiona ante la Junta Central Electoral (JCE) la conversión del partido Alianza Social Demócrata (ASD) en Partido Revolucionario Mayoritario (PRM).