El notable aumento de las migraciones de millares de seres humanos desde sus países en este siglo XXI habla muy mal de los países emisores de emigrantes por culpa de sus gobiernos y la ineptitud y corrupción que los dominan. Estas rigen sus actuaciones para en acciones rapaces distraer los fondos públicos hacia sus fortunas personales.
Los países del hemisferio norte de Europa, de América y algunos de Asia se distinguen por la transparencia con que trabajan sus burócratas y el alto grado de desarrollo y bienestar que disfrutan esos países. Mientras los países del hemisferio sur se debaten en el lodazal de la pobreza y la insolente corrupción de sus políticos gobernantes que domina sus actividades y en los cuales viven millones de seres que están optando por la única salida que es la de emigrar hacia los países del norte.
Y lo notable de las migraciones desde que se descubrió el Nuevo Mundo es que las poblaciones de todos nuestros países están formadas por los herederos de los inmigrantes originales que venían desde Europa o de Asia. O los que llegaron como esclavos de África. En América se apareaban con lo poco que quedaba de la raza autóctona y entre los recién llegados para formar en un crisol de aspiraciones y ambiciones de razas muy peculiares de lo más llamativo en su mestizaje. En la región del Caribe es donde la mezcla de razas dio origen a un ser humano muy particular con muchas virtudes y defectos. Es una mezcla de razas diversas, que en sus pobrezas iniciales de recién llegados, se amalgamaron y produjeron un producto humano que ahora sus descendientes rechazan a los que llegan sin cultura ni preparación y de los más bajos niveles en sus países de origen.
Y esa raza americana, formada por los millones de seres humanos llegados desde todos los rincones del globo terráqueo, forjaron una cultura y un desarrollo sin igual en los países en donde los llegados bien preparados traían sus habilidades y conocimientos como fue el caso de Estados Unidos con sus formidables migraciones europeas trasplantadas a suelo americano por persecuciones religiosas y políticas. Es el ejemplo a imitar por las demás naciones siendo el atractivo de sus millones de ciudadanos buscando mejoría aun cuando sea para vivir en peores condiciones a las que padecen en sus países de origen.
Y ahora es un enfrentamiento con la rancia civilización europea con una herencia de millares de años afincados en esa parte del mundo. En América son los herederos de los europeos perseguidos o aventureros en la búsqueda de fortuna y de tranquilidad para trabajar en el siglo XVI. Esos inmigrantes originales les dieron forma y solidez a los países como Canadá y Estados Unidos concebidos y formados por migraciones muy valiosas que ahora rechazan a los pobres incultos que llegan del sur del hemisferio arrastrando todas sus ignorancias e incapacidades. Ahora de nuevo crece la migración económica dominicana que huye en yolas intentando llegar a Puerto Rico, en peores condiciones que nosotros, pero allí hay trabajo y se paga en dólares. Y al poco tiempo están enviando remesas a sus familiares que permanecen aquí en el país.
El caso de la isla de Santo Domingo es muy peculiar donde dos pueblos de orígenes idiomáticos muy dispares se disputan un territorio que ya una vez fue usurpado por el gobierno haitiano. Luego de una lucha emancipadora, pudo afianzar una libertad que a sangre y fuego se sostuvo, pese a que por el temor de los políticos dominicanos, hubo continuos procesos de buscar anexiones con otras naciones como fue el caso con España y los intentos que se hicieron para buscar una anexión a Estados Unidos con el fin de protegerse de Haití y su evidente poder.Dominicana era una débil nación que surgió de la nada gracias a la terquedad de unos jóvenes encabezados por Duarte que afianzaron la separación. Y en pleno siglo XXI es la perla codiciada por los haitianos que a raudales incontenibles atraviesan la inexistente frontera para radicarse a millares en los lugares dominicanos con mayor demanda de mano de obra en especial en la zona Este, Santiago, Puerto Plata y naturalmente en Santo Domingo con su indetenible construcción de torres que se elevan cada día en el firmamento capitaleño.
La reciente marcha de millares de centroamericanos hacia la frontera sur de Estados Unidos atravesando a México es una advertencia para nuestros países y sus políticos de que si no hay cambios en la conducta de enriquecimiento e incapacidades los estallidos sociales serán muy notables y más cuando se vea que Estados Unidos está firme en su posición de no abrir graciosamente sus fronteras a una inmigración indeseada.