Cosas que no hice ni haré

Cosas que no hice ni haré

Subir o bajar la loma Isabel de Torres en el funicular, usar el mismo vehículo para cruzar la ría del Ozama si es que los construyen.

Viajar en el tren urbano de Santo Domingo.

En todos los casos actúo más que por instinto de conservación, por desconfianza.

La hermosa y bella rubia chilena relata, mientras la tierra es sacudida por un terremoto de más de 8 grados, el momento que vive y lo hace sin que demuestre temor. Relata el hecho mientras mira hacia arriba temerosa de que alguna viga se resquebraje o colapse.

Me resultó muy interesante ver y escuchar ese video difundido en You Tube mientras ocurría el fenómeno telúrico.

La gente se movía dentro del subterráneo de Santiago de Chile con la tranquilidad que el temor y la vergüenza permiten.

Mientras veía las escenas del desastre que se avecindaba ya con inundaciones, barcos movidos como hojas colocadas en medio del oleaje, autoridades actuando en el terreno, recordando, sugiriendo, ordenando el cumplimiento de las medidas de previsión conocidas y acatadas por todos, recordé que los terremotos se presentan sin avisos conocidos, en silencio, de manera súbita.

Pensé en el entrenamiento que tienen la población de Chile y la del Japón, lugares que tienen el indeseado privilegio de ser los de mayor frecuencia de terremotos.

El terremoto que afectó a Chile esta misma semana fue de 8.32 grados de magnitud. El terremoto que asoló Haití, en el 2010, fue de 7.0, sabemos los miles de muertes, heridos, viviendas destruidas. La falla tectónica donde se produjo el sismo pasa a la República Dominicana.

El 4 de agosto de 1946 se produjo en nuestro país un terremoto de magnitud 8.1, el más grande del siglo pasado. Las causas están ahí, aquella vez, la placa del Atlántico penetró por debajo del Caribe y generó la fosa de Milwaukee de diez kilómetros de profundidad. Aquel sismo se generó ahí. Nos alcanzó porque estaba a escasos 60 kilómetros al noreste de Samaná.

Al provocarse esa ruptura en el océano se generó un vacío que provocó el tsunami: el mar se retiró, cuando las aguas volvieron a su curso, vinieron con gran impulso y esa masa de agua se introdujo en la tierra”.

Durante 69 años hablamos de que alguna vez se produce un terremoto de tal magnitud como el más grande de la historia. Nuestros sismólogos señalan que aquí se producen los grandes terremotos cada 50 años, felizmente esa constante se ha alejado de nuestra realidad.

Nunca he sabido ni asistido a ningún curso de educación sísmica, no he visto programa de televisión, ni conozco campaña sistemática y permanente para informar sobre qué hacer en el momento del terremoto e inmediatamente después.

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